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  • Foto del escritorLa Noticia al Punto

"Una nueva oportunidad", por Azul Etcheverry Aranda

A principios de enero se llevará a cabo la Cumbre de Líderes de América en la que participarán los presidentes de Canadá, Estados Unidos y México en la Ciudad de México. El secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, adelantó que en dicho encuentro se abordarán temas como protección del medio ambiente, migración, desarrollo social, seguridad y salud. Por su parte, representantes del gobierno canadiense, anunciaron que buscarán tratar asuntos como el fortalecimiento de las cadenas de suministro de componentes para vehículos eléctricos, mientras que las de Estados Unidos anticiparon que buscaran medidas concretas en contra de la migración irregular.


En ese sentido, el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó que buscará impulsar la integración comercial con Latinoamérica, así como el respeto a la soberanía de los países de la región. Dentro de las actividades relacionadas con la cumbre, destaca la reunión entre los presidentes Obrador y Biden, en la que se trabajará el Plan Sonora, que incluye la generación de energía solar, así como la explotación del litio, proyecto en el cual se está contemplando una inversión cercana a los 50 mil millones de dólares. De igual forma, el ejecutivo nacional se reunirá con el premier canadiense para hablar, entre otras cosas, sobre comunidades históricamente marginadas.



En principio, se trata de una buena noticia el que se retomen las reuniones de alto nivel, particularmente desde la suspensión de estos esfuerzos durante la administración del expresidente Donald Trump, además que se haga con una agenda clara que incluye ciertos compromisos que ya se habían acordado con sus agendas y tiempos, con la presencia de los tres jefes de Estado de forma presencial.


Ahora bien, dentro de los temas a trabajar destaca la migración, con la intención de crear un bloque regional dentro del cual se pudieran acelerar los procesos de regularización de estatus mediante el asilo o refugio por cuestiones de persecución, inseguridad, entre otras, por lo que los gobiernos de los tres países tendrán que rendir cuentas desde su responsabilidad en la crisis migratoria que ocurre particularmente en la frontera México – Estados Unidos, particularmente con la implementación de políticas como el polémico “Título 42”.


Por otra parte, otro de los temas importantes por desarrollar es ese marco regional de protección a las diversidades que se ha ido proponiendo en razones de identidad y género, así como para personas indígenas y de las racializadas, de la cual México ha demostrado también cambios sustanciales. Será particularmente interesante como se conjuga este tema con el de acceso a la salud dado el contexto internacional post pandemia.


El otro tema al que debemos dar seguimiento, sin duda, es al de la integración económica, donde podríamos encontrar aspectos que podrían generar disputa, no sólo desde la perspectiva estadounidense y mexicana con el asunto energético pendiente, sino también desde la perspectiva canadiense con su reforma para tasar impositivamente a trabajadores digitales.


Finalmente, se deben asumir corresponsabilidades bien definidas y compromisos asequibles en este nuevo marco ambicioso. Sin duda una excelente oportunidad.


Azul Etcheverry Aranda


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