Atender con dos hospitales el Corredor Industrial del Bajío; no “deshojando la margarita” por Irapuato o Salamanca
Si la Federación tiene la sana intención de ofrecer a los mexicanos uno de los mejores sistemas de salud en el mundo al cierre del próximo año 2023, como constantemente lo resume el representante del Poder Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, es menester que la base del programa nacional IMSS-Bienestar, que atenderá población no derechohabiente, crezca en infraestructura, sobre todo en las “ciudades medias” del país, debido a la cantidad de trabajadores afiliados y al número de habitantes.
Si el interés del gobierno federal es pretender un “modelo de salud” para el bienestar, como se establece en la ley, con principios de gratuidad, accesibilidad, oportunidad, cobertura universal y continuidad, tendrá que aprovechar la disposición de los gobiernos municipales de Irapuato y Salamanca para cimentar la infraestructura con 2 hospitales; pensando además en el futuro del programa. No basta el arranque, se requiere la consolidación, atender a más población con más servicios.
De acuerdo con la información presentada este martes por el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoe Robledo Aburto, al cierre del 2022, serán doce entidades federativas en donde el IMSS- Bienestar estará funcionando, un proceso que “arrancó” hace dos meses en seis entidades. Lo que significa que el gobierno federal, echará andar en 2023, IMSS-Bienestar en las otras 20 entidades para cubrir el territorio nacional, una condición que sirve de coyuntura a las ciudades medias en el Corredor Industrial del Bajío a fin de equiparse.
En lo real a la Administración Pública Federal se le está presentando la gran oportunidad de satisfacer necesidades de los derechohabientes y población sin seguridad social. El aumento de atención de salud de los habitantes en los principales municipios en el estado de Guanajuato se debe revisar a la luz de 2 factores esenciales: cantidad de pobladores y el clúster automotriz más importante del país con sus proveedores que crecen, sin descartar la industria de la entidad como el Cuero-Calzado.
La Federación, más que deshojar la margarita por Salamanca donde gobierna Morena con César Prieto Gallardo para la construcción de un Hospital de Zona (HGZ) de 144 camas o por Irapuato, donde gobierna el PAN con Lorena Alfaro García, para edificar un Hospital Regional de 260 camas; debe analizar con mesura los niveles de las necesidades que existen, así como estudiar la posible construcción de 2 hospitales.
Si de prioridades se trata, el municipio de Irapuato desde el sexenio de Felipe Calderón, representantes de las organizaciones de trabajadores y patrones habían solicitado al IMSS un nuevo Hospital Regional, a fin de atender el alza de trabajadores y sus familiares, derechohabientes de ocho municipios y con ello abarcar esa atención, a más de 425 mil personas de Pénjamo, Valle de Santiago, Romita, Abasolo, Cuerámaro, Pueblo Nuevo, Huanímaro e Irapuato, aprovechando que este último se encuentra en el Centro del Corredor Industrial guanajuatense.
Topografía.
Agrimensura. De la muerte
Con singular alegría y desenfado, este inicio de semana, en muchas ciudades del país la gente salió a las calles a festejar a la muerte y a los que toma día a día, los muertos. En un extraordinario sincretismo, los mexicanos no solamente asumen sus tradiciones de honrar a los que han trascendido más allá de la vida, los días uno y dos de noviembre, sino que ya ha expropiado también al 31 de octubre, propio para el Halloween sajón, como un anexo que prepara la fiesta mayor. Así, el país se convierte en un mosaico, con la hibridación de lo que viene de los diferentes pueblos que conforman México.
Un fenómeno que ya va más allá del sentido de comercialización de la muerte como parte del simbolismo nacional creado en el proceso de confección de la identidad nacional, a mediados del siglo XX, que nos ha explicado con amplitud Claudio Lomnitz en su trabajo “Idea de la muerte en México”, pues ahora, en los últimos diez años, ha integrado la espiral de muerte y violencia que día a día se presenta ante la población. En la última década han muerto poco más de un millón de mexicanos, por causa de la violencia que genera la delincuencia organizada y la pandemia de COVID-19, algo no presentado desde la Revolución Mexicana y la llegada de la Gripe Española, hace un siglo.
En este sentido, el abrazo de los mexicanos a la muerte, ha sido bien aprovechado con fines económicos por algunas ciudades, donde su clase gobernante encuentra la oportunidad del estímulo de los negocios locales. Guanajuato Capital es ejemplo de ello desde que asumió Alejandro Navarro Saldaña la presidencia municipal en 2018. Lleva cuatro festivales de la muerte, hilando cada año cuatro semanas de fiesta mayor en la ciudad patrimonio de la humanidad, pues además de las tres semanas del Festival Internacional Cervantino suma al interés de los turistas su fiesta a la muerte, por una semana, con exposiciones en la Subterránea, mercado de alfeñiques, desfiles de catrinas, conciertos, exposiciones de las Momias de Guanajuato en diferentes espacios y la atracción de eventos sobre la misma muerte, como ha sido el hacer navegar en la Presa de la Olla las trajineras de Xochimilco o ahora, este año, altares y otras costumbres de Michoacán. Los turistas se cuentan por miles.
En León, por ejemplo, a Guillermo Romero Pacheco, esto de festejar a la muerte y hacerlo atractivo para reactivar la economía local con turismo, nomás no se le da. Ayer, fueron miles los leoneses que salieron a las calles a montar su procesión de las almas, pero la actuación gubernamental pasó inadvertida. Nada se estimuló y aunque había turismo, no hubo negocio.
Sin vergüenza, la Ciudad de México, ya hizo de la muerte también su fiesta, megadesfiles que atraen la atención de gente de todo el mundo. Todo nació de una película de James Bond (El 007). Hoy, la derrama económica es millonaria.
Esta columna se toma un día, precisamente por causa de la "honra tradicional a los ya muertos". Nos leemos el próximo viernes.