Cumbre panista para definir convocatoria de selección de candidata a la gubernatura. Aún nada para nadie
La cuestión es que la dirigencia nacional del partido conservador PAN no quiere que se le vaya de la mano la elección de la representante a la gubernatura de Guanajuato y propone reuniones cumbres constantes. Amén de unificar los criterios para integrar las convocatorias que pronto se emitirán para las nueve entidades en donde renovarán gobernadores en 2024, entre ellas la joya de la corona colocada en el territorio guanajuatense.
Este arranque de semana y cierre del séptimo mes de 2023, antes de agosto, antesala de septiembre marcado como la cimiente del proceso electoral presidencial, el dirigente nacional del CEN de Acción Nacional, Marko Cortés Mendoza, citó a la estructura albiazul de Guanajuato, el gobernador panista, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y las involucradas en la definición de la representación, las aspirantes al gobierno estatal, secretaria, Libia Dennise García Muñoz Ledo con la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez Campos, seguramente para leerles la cartilla pues el horno rumbo a los comicios del próximo año, no está para los bolillos.
Las especulaciones que conllevan la posibilidad de que Marko arbitre el pleito los grupos enfrentados por la candidatura resulta de un contexto que carece de sustento porque no hay definición de una abanderada, debido a que el “delfinismo” se descartó ganando terreno la posibilidad de la competencia como el caso de la abanderada (o) por la presidencia de la República que se conseguirá de un proceso que a su vez estará creando un movimiento en 2024, Frente Amplio por México.
No se soslaya que el trabajo que está realizando el grupo oficial interno del PAN estatal, a favor de Libia García Muñoz Ledo, no tenga sentido para la lucha; sin embargo, debiera contener nuevos elementos porque el proceso de elección como se contempló con la instalación del Frente Amplio por México (FAPM), “versión Guanajuato”, superará las filas o la membresía blanquiazul con el fin de instalarse entre los sectores de la sociedad guanajuatense. Lección también para simpatizantes de Alex Gutiérrez que están montando la reacción-oposición al gobierno estatal, cuando la invitación para la definición ya se la corrieron a la ciudadanía.
Existen dos antecedentes sobre la actuación de la presidencia nacional panista, Marko Cortés, en los dos últimos procesos electorales durante los cuales ganaron las dos abanderadas del partido conservador, en los estados de Chihuahua y Aguascalientes. En junio de 2021, en la primera entidad, después de una lucha sin cuartel entre la nomenclatura estatal y nacional, esta última colocó como candidata de la alianza PAN-PRD a María Eugenia Campos Galván que ganó y gobierna ahora Chihuahua.
En 2022 en el estado de Aguascalientes, nuevamente el conflicto entre el centro y la entidad, se impuso el CEN del PAN, para colocar como su candidata a María Teresa Jiménez Esquivel, quien triunfó encabezando la coalición PAN, PRI y PRD, obteniendo una votación superior al 50 % de los sufragios emitidos. La politóloga, resultó la primera gobernadora de Aguascalientes; relevó a su correligionario Martín Orozco Sandoval y opositor a ella.
En los dos últimos casos hubo acuerdos entre nomenclaturas local y la nacional, también compitieron las panistas con apoyo de una coalición. Los ingredientes usados en Chihuahua y en Aguascalientes, es posible que, en el panismo de las nueve entidades en donde habrá elección por las gubernaturas, los utilicen; sin embargo para 2023-2024, también echarán mano de la ciudadanía como aliada, una especie de misión harto difícil.
Entre junio de 2021 a junio de 2024, Marko Cortés tendrá mucho camino recorrido y seguramente por eso está llamando a una cumbre este lunes 31 de julio, para mostrar la estrategia para las elecciones concurrentes del próximo año, como posibles contenidos de las convocatorias locales y municipales, las plazas en donde hacen carne y sangre los conflictos por cargos de elección popular y en donde se mechan las explosiones internas y sobrevienen las implosiones y ciertamente todas las rupturas.
Los grandes estrategias que le han vendido al jefe político panista en el estado de Guanajuato, la gran idea de que si se puede todavía sacar por designación la abanderada, están recreando no la esperanza entre la cofradía conservadora ganadora del país con corazón en León, Gto., sino la longitud de guerra que pudiera no concluir antes de junio 2024.
Las reglas de la convocatoria quizá superan aquello de que algunos de los liderazgos se bajen para que se suba otro porque lo hecho por tres de las fuerzas políticas con organizaciones civiles están en el proceso por la recreación de U N A M O V I L I Z A C I ÓN N A C I O N A L que representa el futuro de los conservadores y de las otras fuerzas políticas opositoras al régimen, Morena en Poder de la República, esa izquierda.
Topografía.
Agrimensura. El gatopardismo universitario
Cuando el rector general de la Universidad de Guanajuato, Luis Felipe Guerrero Agripino, presentó ante el Consejo General de la Universidad (CGU) su dimisión a la presidencia de la Comisión Especial que conduce el proceso de donde saldrá quien ocupe la Rectoría General de la casa de estudios entre septiembre de 2023 y septiembre de 2027, tras ser acusado de parcialidad a favor de una de los cinco aspirantes al cargo por tres de ellos y al menos 157 universitarios que presentaron formalmente la petición de su recusación al CGU, además, dejó la titularidad del Consejo solamente para ese mismo fin, no en todo lo demás; esto fue tomado como un triunfo por una buena parte de los peticionarios de su salida. Bien pudieron haber festejado en vano.
En realidad nada ha cambiado, pues Luis Felipe Guerrero Agripino sigue estando al frente de la Rectoría General, con el presupuesto de la UG en sus manos y todo el aparato de poder que doblegar voluntades como antes. Y, al frente del Consejo General de la UG y de la Comisión Especial queda la rectora del campus Celaya-Salvatierra, Graciela María de la Luz Ruiz Aguilar, elevada a Secretaria General provisional de la Universidad tras la licencia solicitada por la secretaria general, Cecilia Ramós Estrada, también en seguimiento a la separación de Guerrero Agripino (para no “contaminar” el proceso de selección de la Rectoría General).
Ambos personajes, Luis Felipe y Cecilia Ramos, negaron en todo momento ser parciales y rechazaron las acusaciones, y en una jugada, adalentando su separación ni siquiera permitieron que el tema de la recusación se discutiera en el seno del Consejo General, es decir, "atajaron la discusión" entre los universitarios del fondo del asunto: la inequidad; además de que quedó en su lugar una de sus incondicionales, Graciela María de la Luz Ruiz Aguilar, que curiosamente también aparece en la lista negra presentada por los aspirantes: Teresita de Jesús Huerta, Carlos hidalgo y Armando Gallegos, por haber apoyado y movilizado seguidores de la directora de la División de Ciencias Económico Administrativas (DCEA), Claudia Susana Gómez López, la llamada aspirante “favorita” de Luis Felipe Guerrero Agripino.
En otras palabras, el establishment le jugó al gatopardismo y hasta ahora se la han comido toda -la jugada- los 3 rectores de campues que van por el cambio en el seno de la UG.
Tal vez debieran asesorarse un tanto de algún experto historiador o politólogo que les explique cómo fue se construyó la Decena Trágica, luego de que con victorias militares y una amplia movilizaición político-social, las fuerzas revolucionarias encabezadas por un Francisco Ignacio Madero llegaron a tomar la Presidencia de la República, tras salir Porfirio Díaz del país renunciado él al cargo, sin tomar el poder, pues dejaron toda la estructuctura “científica” en el gobierno y no desmovilizaron a las fuerzas armadas porfiristas y si a las suyas, dejando el caldo de cultivo para la traición y muerte posterior del tibio ídolo político del presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo que encaminó al país a varios años más de guerra.