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  • Foto del escritorLa Noticia al Punto

"Haciendo amigos", por Azul Etcheverry Aranda

Durante las elecciones de 2018, se dijo en reiteradas ocasiones que, el ahora presidente de México, no tenía noción del mundo ni de la política exterior. Se hacía alusión que le costaba entender la problematica global y que las relaciones con otros países se verían mermadas por la visión nacionalista en su agenda.


En este tiempo, el presidente de México, dejó de asistir a foros internacionales en busca de atraer más inversiones, tampoco ha participado en el G20, principal foro para la cooperación económica internacional. Se le ha criticado también por no asistir a Naciones Unidas e incluso el mismo ha mencionado últimamente que la Organización de Estados Americanos “no sirve para nada”.


En la historia moderna de nuestro país, no se habían tenido problemas a nivel diplomático con otras naciones, pero en esta administración, hemos visto que el presidente se ha involucrado en dos momentos complicados en el panorama internacional. La primera fue dando asilo a Evo Morales, y la más reciente, cuando el expresidente de Perú (Pedro Castillo) intentaba llegar a la Embajada de México para que no fuera arrestado.



Por la intención de brindar asilo político al expresidente Castillo, el ex embajador de México en Perú, Pablo Monroy, fue declarado persona non grata en aquel país por la presidenta Boluarte. A partir de este momento, las relaciones con aquella nación se han ido deteriorando cada vez más. Desde las mañaneras, el presidente Lopez Obrador ha dicho que la presidenta peruana ha usurpado el poder y que la persecución hacia su antecesor lo hace por no ser parte de la “élite” política.


Desde cierta perspectiva, México ha realizado acciones que no están previstas en el artículo 89 de la Constitución, en el que se establecen los lineamientos de la política exterior y ha intervenido en los asuntos internos de otro país. Es por ello que el Congreso de Perú propuso en la Comisión de Relaciones Exteriores declarar persona non grata al presidente Andrés Manuel. El día de 25 de mayo, la propuesta fue al pleno en el legislativo en el que con 65 votos y algunos más en contra, se declaró que López Obrador no puede ingresar a territorio peruano.


No se tiene registro que un presidente de México haya sido declarado persona non grata durante su mandato, siempre se habían mantenido relaciones sanas con Perú, incluso, por ello fue que se tomó la decisión de crear en el año 2011, junto con Colombia y Chile, la Alianza del Pacifico, con la finalidad de formar un mecanismo de integración económica y comercial, que se basa en: libre movilidad de bienes, servicios, capitales y personas y un eje transversal de cooperación.


En la mañanera del 15 de mayo, López Obrador dijo: “no puedo yo entregarle nada porque ella no es legal y legítimamente para nosotros la presidenta del Perú”. En alusión a no entregar la presidencia de la Alianza a su contraparte peruana. Rompiendo así, con la tradición de la Doctrina Estrada, pilar fundamental de la política exterior mexicana en la que se determina la no intervención en asuntos internos de otros países.


Resulta muy desafortunado que las relaciones diplomáticas con Perú en 200 años de existencia se debiliten por una u otra ideología política en ambos lados, vivimos en contextos diferentes pero convendría hoy recordar que tenemos algo en común: como países latinoamericanos buscamos tener un desarrollo y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, acabar con la corrupción que aqueja a nuestras naciones y velar siempre por una democracia plena formando un frente latino unido y solidario.



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