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  • Foto del escritorLa Noticia al Punto

Está en chino, por Azul Etcheverry Aranda



“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, frase de la autoría de Porfirio Díaz con más de 100 años de antigüedad que hoy sigue siendo recordada por los estudiosos de la política exterior mexicana para referirse a esta relación asimétrica desde sus inicios que hoy en día más bien es interdependiente pero que ha sido determinante para la historia de México, lo seguirá siendo y el reto es reducir el grado de influencia negativa para nuestro país.


La propuesta general ha sido la diversificación de las relaciones internacionales, mirar hacia el sur y formar alianzas con nuestros vecinos inmediatos latinoamericanos con quienes compartimos idioma, cultura e historia, pero con quienes no se pueden obtener los mismos beneficios económicos por la similitud en economías, además de lo centralizada que está la atención de México con su principal socio comercial, Estados Unidos.


En el caso de Europa, los intentos han sido serios por, por ejemplo, tener un tratado de libre comercio con la región que permita la reducir la concentración económica excesiva con los estadounidenses, sin embargo la empresa ha quedado a medio hacer por diversas cuestiones políticas. Tampoco podemos dejar de mencionar el impacto de la pandemia por COVID-19 que paralizó muchas áreas de cooperación entre México y el mundo.


Ahora ¿cuál es el panorama con el continente asiático?, particularmente con China, país perfilado como líder económico de la región, los acercamientos han sido buenos pero insuficientes para lograr una relación dinámica, sobre todo, por que en este caso el gobierno mexicano tiene que ser muy cuidadoso, pues al ser los asiáticos competidores directos de nuestro vecino norteamericano, puede haber consecuencias económicas y políticas que condicionan una relación bilateral más estrecha.


Con el resto de la región, se tiene un vínculo más comercial que político en el que el superávit ha quedado en muchos casos, como el de China, del lado asiático.


El gran reto para la siguiente administración será concretar y robustecer los vínculos con el continente asiático a través de visitas oficiales, reanudación de mecanismos de cooperación y una nueva estrategia post-pandemia que permita fortalecer el vínculo económico en busca de un superávit para México. La región sigue creciendo y cada vez cobra más relevancia en el escenario multilateral económico y político.


Será muy interesante ver la postura de la nueva administración referente a la política exterior, si se decide seguir en el abandono de una visión global o volver los ojos a la internacionalización que permita a nuestro país volver al liderazgo diplomático que lo

ha caracterizado siempre y que, por supuesto, al final se traduce en beneficios para todos.



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