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Foto del escritorLa Noticia al Punto

En el olvido, por Azul Etcheverry Aranda


Los conflictos en Ucrania e Israel se llevan los reflectores de los medios de comunicación, en donde ocasiones se olvida por completo lo que sucede en otras partes del mundo y los cuales son hechos que afectan de manera indirecta la economía global y el avance en derechos humanos de las personas que habitan en estas zonas.  

 

Movimientos armados que han provocado el desplazamiento de miles de personas a lo largo de los continentes buscando llegar a Europa o a Estados Unidos en busca de asilo o con la esperanza de empezar de cero y trabajar para que no le falte nada a su familia. Desafortunadamente, se encuentran con políticas migratorias restrictivas y con el rechazo de la población por considerarlas un peligro, por su religión o por no adaptarse a la forma de vivir.  

 

Uno de estos conflictos, que no tuvieron mucha atención por los medios de comunicación, ocurrieron en un territorio en disputa desde la caída de la Unión Soviética, una zona habitada en su totalidad por armenios, pero quedó en territorio azerí.  

 

Artsaj/Nagorno Karabag, era un país no reconocido por la ONU quienes buscaron la independencia en los años 90 para poder adherirse como parte de Armenia, aquí vivían cerca de 120 mil personas, contaban con su propia moneda, universidad y se realizaban elecciones libres para escoger a sus representantes. 

 

Durante este tiempo tuvieron enfrentamientos con los soldados azeríes, quienes querían recuperar este territorio que ellos consideraban suyo, atacaban a población civil y las mesas de negociaciones no tuvieron éxito para ambas partes. Con el respaldo de Turquía, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, pidió a los habitantes de Artsaj abandonar la ciudad o sufrirían de los ataques que este enviaría hacia el país.  

 

A pesar de que Rusia actuó como intermediario entre las partes, Armenia y Azerbaiyán, nunca se cumplió con lo pactado por la insistencia de recuperar el territorio para la población azerí fue entonces que se emprendió un bloqueo total hacia Artsaj en dónde no se permitía la entrada de víveres ni de apoyo para los hospitales provocando la muerte de al menos un centenar de ellos.  

 

La Unión Europea, a pesar de las denuncias que recibieron, decidieron cerrar varios acuerdos con Azerbaiyán porque había estallado la guerra entre Rusia y Ucrania y por las sanciones, buscaban a un socio que pudiera enviar gas hacia Europa. Esto provocó el enojo de los armenios porque sentían el abandono de todos los países, salvo Francia, no hubo más denuncias por otras potencias occidentales.  

 

En este 2024, se cumple un año del desplazamiento completo de un país que no fue escuchado por los países occidentales, en donde las iglesias, universidades, sitios históricos han sido destruidos. La ayuda enviada a Armenia para hacer frente a esta crisis ha sido mínima comparada con el apoyo a Ucrania, que actualmente está en los 13,800 millones de euros, con los 800 millones de euros destinados a los desplazados de Artsaj.  

 

El conflicto en esta zona todavía no acaba y no se ve que vaya a finalizar en un corto tiempo, ambos países se acusan de violar el cese al fuego. Hay juicios pendientes en la Corte Internacional de Justicia de La Haya para determinar si el territorio de Artsaj pertenece a los armenios o a los azeríes y ver si el presidente Alíyev cumple en caso de que se falle en su contra.  


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