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Misael, hombre golpeado en Tehuacán, rompe el silencio, exige justicia y pide apoyo para continuar con su venta de frutas en Puebla

  • Foto del escritor: La Noticia al Punto
    La Noticia al Punto
  • hace 12 horas
  • 2 Min. de lectura

Misael Galván, un joven vendedor de fruta que fue brutalmente golpeado a plena luz del día en Tehuacán, Puebla, hizo un llamado urgente a las autoridades estatales para que le permitan continuar trabajando en su local ambulante y exigió justicia contra sus agresores, quienes lo atacaron presuntamente por obstruir con su puesto el paso en la vía pública.



Desde el Congreso de Puebla, donde ofreció declaraciones a medios de comunicación, Misael relató que ha vivido la mayor parte de su vida en Tehuacán, y que desde hace aproximadamente ocho años instaló su puesto de frutas como medio de sustento. El joven explicó que abandonó sus estudios para apoyar económicamente a su familia, ya que su padre, de 52 años, padece diabetes desde hace 22 años y actualmente recibe tratamiento de diálisis, lo cual ha generado altos costos médicos que la familia apenas puede solventar.


"Necesito seguir con mi puesto porque mi papá está enfermo y tengo que ayudar a mi mamá", declaró Misael. A pesar de la agresión que sufrió y de la incertidumbre que enfrenta, concluyó con una frase que conmovió a miles en redes sociales: "No queda más que echarle ganas."


Por su parte, la abogada del joven informó que la familia busca que el ataque sea clasificado como tentativa de homicidio, pues las lesiones que sufrió Misael ponen en evidencia la gravedad de la agresión. Sin embargo, indicó que el Ministerio Público hasta el momento solo ha tipificado el caso como "lesiones", lo que ha generado inconformidad entre los afectados. También señaló que se está solicitando una orden de restricción para evitar que los agresores puedan acercarse a Misael o a su padre.


El caso ha despertado indignación en redes sociales, donde usuarios han exigido al gobierno de Puebla que actúe con firmeza y garantice tanto la seguridad del joven como su derecho al trabajo digno.

Por Angel Soto


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