Por Lic. Vicente Esqueda
“No voy a ser el presidente que divida, sino que una.” Ese fue el mensaje de Joe Biden, el recién electo presidente de Estados Unidos, motivado porque su antecesor Donald Trump desde campaña y desde el gobierno, buscó polarizar y dividir, tal y como sucede aquí en México con nuestro presidente.
La elección que se vivió la semana pasada, le deja muchas lecciones por aprender a López Obrador, quien apostó por la reelección de Trump y le tocó perder, aunque Trump no ha reconocido todavía su derrota, y López Obrador no ha felicitado al presidente electo.
No obstante el resultado tan cerrado, fue una elección que rompió records de participación ciudadana, demostrando una vez más, que la fuerza del voto logró que un gobernante por mucho poder que tenga, se vaya a su casa.
Trump logró crecimiento económico en su país, pero tuvo un pésimo manejo de la pandemia por Covid-19; hostigó a la prensa que no hablaba bien de él, y trató de debilitar diversas instituciones, tal y como pasa aquí; pero allá, con votos se lo cobraron.
Seguro habrá cambios en la relación bilateral en temas como derechos humanos, laborales, migración, energía y medio ambiente; y López Obrador tendrá que enfrentar los nuevos desafíos y aprovechar las oportunidades; porque sino, ya vió lo que sucede.