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DÍAS DE GUARDAR en LA NOTICIA AL PUNTO, domingo 27 de febrero de 2022

*Martín Solís: entre Medina, Márquez y el Gallo Barba;

*PRI: la rebatinga por un cadáver insepulto;

*Los varios dueños de la policía leonesa no la dejan avanzar


1. Sapal, otro espacio de poder para continuar el maximato

Ilustraciones: Pinche Einnar.


Aunque la alcaldesa de León Alejandra Gutiérrez Campos quiere innovar y poner un sello diferente a la política en la ciudad cuna del panismo guanajuatense, los usos y costumbres arraigados no le permiten despegar.


Los arrebatos de Daniel Campos Lango, el secretario de vinculación y principal operador político, propiciaron más quebrantos que logros, recuérdese la desairada consulta ciudadana y las críticas al hospital veterinario como obra más votada en el ejercicio.


Las ocurrencias del asesor de imagen Humberto Ruiz Peláez, ahora colocado en un asiento del consejo del Implan tampoco resultaron: la presentación del plan de gobierno como acción espectacular fue opacado por el contagio de Covid de la alcaldesa y la decisión de no posponerlo, primero y de tratar de ocultar el estado de salud de la alcaldesa.


Quizás esos tropiezos han tenido que ver con un regreso a las fórmulas probadas y las alianzas políticas con los grupos de poder tradicionales del PAN.


En unos días más se formalizará la elección de Juan Ignacio Martín Solís, contador público que curiosamente fue propuesto por la asociación mexicana de hidráulica, como presidente del consejo directivo del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León. El ex tesorero de Carlos Medina Plascencia y de Miguel Márquez Márquez, puso en riesgo su aura de honorabilidad cuando permitió las tropelías de Rafael Barba Vargas, el compadre de Miguel Márquez que acaparó el tráfico de influencias y las recomendaciones durante el sexenio pasado.


La fama de duro y de implacable de Martín Solís no funcionó para impedir o frenar un abuso presupuestal de la magnitud del proyecto Escudo, apadrinado por el Gallo Barba y ejecutado por Alvar Cabeza de Vaca y Carlos Zamarripa mediante el despilfarro de 3 mil millones de pesos en un programa de tecnología que nunca tuvo la menor utilidad para proteger a Guanajuato del auge delictivo que la azotó en esos años.


El tesorero de Márquez tampoco se mostró como un celoso cuidador de los recursos públicos cuando firmó alegremente cheques por 280 millones de pesos para comprar los terrenos proyectados para un nuevo estadio en León que por el momento es menos que un sueño.


Con esa historia a cuestas, Martín Solís llega a sustituir a un errático presidente como Jorge Ramírez, seguramente cometerá menos errores pero eso no garantizará mayor eficacia de un sistema que ha mostrado hasta ahora que su prioridad no es la población sino los intereses empresariales de la ciudad.


La designación puede significar una alianza de la alcaldesa con el grupo político de Miguel Márquez, para complementar las alianzas que ya estableció con Juan Manuel Oliva y Diego Sinhue Rodríguez, a través de la colocación del yerno del primero y la hermana del segundo.


Sin embargo, tantos ingredientes en un guiso que está lejos aún de cocinarse no significan necesariamente mejor sazón y sí pueden ser causa de una seria indigestión.


2. Reacción de priistas frente al liderazgo espurio de Tiscareño y Arias



Quizá la mayor afrenta que los priistas de Guanajuato resienten de su actual dirigencia es el hecho de que la presidencia del comité estatal haya sido cedida desde la ciudad de México a una política de San Luis Potosí que solo venía a realizar un proceso de elección interna que no sólo no se llevó a cabo, sino que le permitió apoderarse de la primera posición plurinominal en el Congreso local.


El caso de Ruth Tiscareño, una gris ex diputada federal potosina que no encontró cabida en las posiciones del tricolor en su estado, es la mayor humillación infligida por una dirigencia nacional al priismo de Guanajuato, de por sí menospreciado históricamente desde 1991.


El PRI pasó de ser el vehículo para obtener curules federales de representación proporcional, mediante el expediente de negociar derrotas, a una estación de paso que ya no logra posiciones para sus militantes locales, sino para advenedizos coyunturales.


El mayor pecado de Alejandro Arias, el secretario general que se consolidó después de traicionar a Yulma Rocha, no es su apropiación de su soñada diputación, sino el hecho de que para lograrla convalidó la dirigencia advenediza de Tiscareño.


Los 10 alcaldes priistas, entre los cuales ya hay aspirantes a la candidatura a gobernador, han empezado a moverse para sacudirse la dirigencia de Tiscareño y Arias, bajo el argumento simple de que ellos ya tienen su curul y no es conveniente que también monopolicen la dirigencia del partido, sobre todo por su cercanía evidente con el gobierno panista.


Uno de los candidatos a encabezar un relevo es el edil de Jerécuaro, Luis Alberto Mondragón, quien ya está dedicado a establecer acuerdos con otros liderazgos y buscar una acompañante de género femenino para completar la fórmula.


Otro aspirante que se mueve sobre todo en la ciudad de México es Sergio Santibáñez, el ex delegado del IMSS en la entidad, quien además está documentando todos los excesos y despilfarros que realizan Tiscareño y Arias con las prerrogativas que aún recibe el PRI, alrededor de 2 millones de pesos mensuales, los cuales se agotan en cuentas de restaurantes y hoteles pero nada llega a los comités municipales, la mayoría de los cuales están sin funcionar.


Ya en la elección de 2018 Morena desplazó al PRI a la tercera fuerza política y en 2021 su alianza con el PRD le permitió mantenerse en esa posición pero ya se ve amenazada por el crecimiento de Movimiento Ciudadano, el partido al que podrían derivar muchos priistas de seguir el desdén de Alejandro Moreno y su apoyo a la ilegitima presidencia de la potosina Tiscareño.


3. La policía de León: muchos cambios menos el más importante


Alejandra Gutiérrez encontró a la policía de León en una terrible descomposición. En menos de 5 meses ha despedido a 269 policías y consignado a 4 de ellos. Asegura que gracias a eso han disminuido los delitos en la ciudad, evidenciando con ello las complicidades entre corporación y delincuencia.


Esa decadencia pudo no haber iniciado en la administración de Héctor López Santillana, pero sin duda se mantuvo y quizá se agudizó durante la larga gestión del cada vez más evidenciado ex alcalde.


Lo que sí pasó es que en esos seis años y particularmente en los últimos tres, nada se hizo por enderezar a la corporación y es lógico pensar que la impunidad agravó los problemas.

Durante los dos últimos años de la gestión de Santillana el responsable de la policía fue el actual titular, Mario Bravo Arrona.


Bajo su gestión, la policía de León incurrió en diversos abusos hacia la población, entre otros la represión de una manifestación de colectivos feministas. Muchos de los excesos quedaron documentados y ameritaron procedimientos de la complaciente Procuraduría de los Derechos Humanos de la entidad.


El hecho de que tantos policías hayan evidenciado conductas incorrectas e incluso actividades delictivas justo bajo el mando de Bravo Arrona que se defiende asegurando que es gente del gobernador Diego Sinhue Rodríguez, aunque en realidad toca base con el secretario de Seguridad Alvar Cabeza de Vaca, no habla nada bien de su desempeño.


En cualquier otra condición, el secretario de seguridad tendría que haber sido relevado por la llegada de una nueva administración municipal.


Eso no ocurrirá porque la alcaldesa ha decidido ceder ese espacio a la influencia estatal y solo dedicarse a remendar lo que se pueda en la corporación.


La confianza que Bravo Arrona tiene en su protección se evidenció con el exceso que cometieron funcionarios bajo su mando cuando detuvieron a dos empleados de la Feria de León por el terrible delito de haber impedido el paso de la hija del secretario a un concierto para el que carecía de boleto.


Así con varias cabezas interviniendo en la conducción de la policía y con intereses entre ellas que no siempre se alinean, no hay que ir muy lejos para suponer que no habrá transformación de fondo para reconstruir a la corporación.


Solo veremos remedios superficiales, mientras el reto de la inseguridad y la delincuencia se incrementa.


Fuente informativa: POPLab

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