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DÍAS DE GUARDAR en La Noticia Al Punto, domingo 20 de febrero de 2022

*Criminalidad en auge desmiente optimismo de Diego Sinhue; *El PRI pierden votos y posiciones, pero conserva viejas mañas; *Alvar Cabeza de Vaca, ¿se acerca el invierno?


1. Violencia y delitos acechan en las calles de las ciudades de Guanajuato


Ilustraciones: Pinche Einnar.


La cifra de asesinatos violentos en alza continua hasta el 2020 colocó a Guanajuato como la entidad referente en materia de inseguridad y deterioro de la paz.


El año 2021 vio una disminución con respecto a la crisis de 2020 que representó el momento más crítico de la lucha de cárteles y de la persecución y detención de José Antonio Yépez, El Marro. Sin embargo, las cifras se mantuvieron en un umbral preocupante y difícilmente las veremos regresar a los niveles de mediados de la década pasada, cuando Guanajuato era realmente un oasis.


En 2015 Guanajuato tenía una incidencia de víctimas de homicidios dolosos de 16.14 por cada 100 mil habitantes. En 2020, año donde se rompieron todos los parámetros, la entidad alcanzó las 72.09 víctimas por cada 100 mil habitantes, un incremento monstruoso del 450 por ciento en 5 años, mostrando la fragilidad del estado de derecho que tanto presumían los gobernadores del largo periodo panista.


El descenso festinado por el gobernador Diego Sinhue Rodríguez en 2021 fue significativo sobre el auge del año anterior: un índice de 55.98 asesinatos dolosos por cada 100 mil habitantes para ubicarse ligeramente abajo de lo que había pasado en 2019, que tuvo 57.34 homicidios dolosos por 100 mil habitantes, todo referido a los datos más recientes del Centro Nacional de Información del Sistema Nacional de Seguridad Pública.


Sin embargo, este descenso no ha logrado el objetivo de traer a Guanajuato una cierta paz. El descenso numérico no se ha visto acompañado de una percepción de mayor seguridad, sobre todo por la crudeza de los homicidios, masacres y atrocidades que se siguen registrando en muchas ciudades de la entidad.


No se trata de regatear el reconocimiento por la relativa mejoría de las cifras, sino de ubicar el tema en su verdadero contexto. Todo parece indicar que el descenso cuantitativo obedece más a la pérdida de fuerza de uno de los cárteles enfrentados, que a una verdadera recuperación de terreno por parte de las fuerzas del orden. Por ello la violencia persiste con acciones cada vez más audaces que al parecer buscan sembrar terror entre la población.


Al final, el gran aliciente para el crecimiento de la actividad delictiva, no solo los asesinatos sino otros delitos como el narcomenudeo, el robo a casa habitación y el robo de vehículo, que permanecen en niveles altos, no es otro que la impunidad, la incapacidad de autoridades locales y federales para procesar el gran cúmulo de delitos que se suman al rezago.


Si bien la fiscalía federal ha quedado disminuida a una expresión mínima, no es el caso de la estatal que ha recibido incrementos sustanciales de presupuesto, de equipo, de personal y de infraestructura, lo que no se refleja en el combate a los delitos.


Bajo la dirección de Carlos Zamarripa Aguirre, la Fiscalía de Guanajuato es una entidad cada vez más poderosa en lo político, pero más ineficaz frente a los violentadores de la ley, por lo que vivimos la paradoja de un fiscal convertido en hombre fuerte del estado, al frente de una institución que ha olvidado su razón de ser: proteger a los ciudadanos al castigar los delitos y la ruptura del estado de derecho.


Dos realidades disociadas: políticos que festinan datos parciales, que se niegan a contestar preguntas y que rechazan la transparencia, mientras los ciudadanos se hunden en el temor, la inseguridad y la violentación constante de su derecho a una vida tranquila.


Nada de eso abona a la competitividad del estado, a la atracción de capitales y de visitantes ni a la recuperación económica tras la pandemia, pues no hay semana en que no ocupemos espacios noticiosos a nivel nacional e incluso internacional, con casos que derrumban las millonarias inversiones en imagen del gobierno.


Recuperar la paz debería ser la prioridad de los poco menos de 3 años que le restan al gobierno de Sinhue, pero nadie parece entenderlo.


2. Alejandro Arias y Ruth Tiscareño: chiquillos pero vivillos


Cada día que pasa el PRI es más anecdótico en Guanajuato. Con sus dos dirigentes formales ocupando curules en el Congreso del Estado y jugando en todas las coyunturas como acompañantes de las decisiones panistas, este partido ya ni siquiera tiene la posibilidad de simular su papel de oposición.


Alejandro Arias y Ruth Tiscareño, secretario general y presidenta del partido, en el orden en el que en realidad se toman las decisiones, han decidido uncir lo poco que queda del tricolor a la desvencijada mayoría panista a la que acompañan en su divorcio de la realidad y de las preocupaciones que verdaderamente ocupan a la población del estado.


Sin embargo, la proclividad para ejercer como partido satélite no les impide tratar de imponer agendas a los alcaldes que aún les quedan, los cuales ganaron sus elecciones por sus propios medios y sin ningún tipo de ayuda de su sedicente dirigencia estatal.


En estos días, los alcaldes han recibido mensajes provenientes del CDE mediante los cuales les conminan a ir preparando una entrega de recursos para "apoyar" la campaña electoral del PRI en Hidalgo, donde contiende la secretaria general del partido Carolina Viggiano.


Sin importar que puedan incurrir en delitos electorales o en desviaciones de recursos, la presión incluye la amenaza de que la falta de apoyo en la tómbola podría repercutir en las aspiraciones de los ediles para buscar la reelección en 2024.


La situación se ha puesto tan tensa que ya los alcaldes priistas están pensando seriamente en buscar el cambio de dirigencia, con alguno de ellos como prospecto. Si Arias y Tiscareño ya tienen sus curules y sus acuerdos con el gobierno panista, lo mejor para lo que queda del alicaído priismo sería que la dirigencia estatal se separara de esos compromisos incluso para llegar con más fuerza a negociaciones de posibles alianzas.


Con un partido dirigido por asalariados del panismo, el PRI correría una suerte similar al del casi desaparecido PRD, que recibió migajas en sus pactos electorales con el PAN.


Por lo pronto, los alcaldes están pensando que si hay que hacer alcancías para fortalecer candidaturas en otras entidades, lo mejor es que lo hagan ellos en forma directa, sin pasar por las manos de Alejandro Arias, para que los recursos lleguen íntegros a su destino. Son pocos y se conocen demasiado bien.


3. Cabeza de Vaca, horas bajas


Con un perfil bajo, que solo rompe cuando le toca dar declaraciones, por cierto nunca muy afortunadas, siempre para ahorrarle al gobernador Diego Sinhue Rodríguez tomar posición frente a los temas de seguridad, la titular del Sistema Estatal de Seguridad, un organismo que depende de la Secretaría de Gobierno, está encargada de una operativo para relevar a mandos policiacos en los municipios, hasta ahora un dominio exclusivo de Alvar Cabeza de Vaca.


Aprovechando su experiencia como exfuncionaria de la Policía Federal en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, Sophia Huett López ha echado mano de sus viejas relaciones para empezar a traer mandos de la ex policía federal al estado.


Son ya varios municipios donde ha ocurrido relevos. Entre ellos Celaya, Irapuato, Dolores Hidalgo, San José Iturbide y algunos más.


Cada mando federal que llega al estado releva a un policía local, a menudo integrantes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, lo que le resta espacios a la considerable influencia conseguida por Cabeza de Vaca desde el gobierno de Miguel Márquez.


No tendría mucho sentido realizar esta operación si hubiera plena confianza en Cabeza de Vaca de parte del gobernador Diego Sinhue, precisamente quien trajo de regreso a Huett al estado y la incorporó primero como vocera y comisionada de una inexistente estrategia para la seguridad ciudadana, y después la hizo secretaria técnica del sistema de seguridad, el mecanismo que baja los recursos federales para las corporaciones policiacas y supervisa su aplicación.


¿Estará pensando el gobernador en un relevo paulatino de responsabilidades para uno de los dos componentes del tándem de la seguridad?


¿Se habrá dado cuenta de que la información que proporciona el dúo dinámico tiene sesgo a favor de los intereses de ambos funcionarios y no de la pacificación del estado?


Por lo pronto, en muchos municipios importantes, la información de primera mano ya no llega en primer lugar al escritorio del secretario de Seguridad.


¿Será este el complemento del golpe de timón?


Lo sabremos pronto.


Fuente informativa: POPLab

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