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Fondo negro

LA LEYENDA

32

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La Leyenda 32 no llega a llenar un espacio: llega a abrir uno.
Uno en tu pecho, en tu memoria, en ese rincón donde aún te haces preguntas que no caben en las noticias.
No venimos a repetir lo sabido.
Venimos a contar lo que arde bajo lo que callamos.
Aquí no hay pose, ni maquillaje, ni línea editorial que nos dicte el alma.
Aquí escribimos con la carne viva, con la voz que tiembla y se sostiene,
con la certeza de que todavía hay palabras que salvan,
que remueven, que no se dejan enterrar.
Esta columna no es para todos.
Es para los que aún sienten.
Para los que se detienen a mirar lo que otros evitan.
Para los que ya no confían en los discursos, pero todavía creen en una frase sincera.
Aquí, cada palabra es elegida con el pulso del que se la juega.
Cada línea es un acto de resistencia,
un intento por no olvidar,
una manera de no rendirse.
No somos imparciales.
Somos profundamente humanos.
Y por eso nos duelen las injusticias,
nos indignan los abusos,
nos conmueven los actos de ternura en medio de la tormenta.
Esta es la entrega número treinta y dos.
Y no está escrita para complacer:
está escrita para confrontar, para abrazar, para incomodar si hace falta.
Soy Wintilo Vega Murillo.
Y te invito a cruzar esta página como quien cruza un umbral.
No prometo certezas.
Prometo verdad.
Prometo rabia cuando hay que tenerla,
y esperanza cuando ya casi no queda.
Si algo de esto te toca,
si algo te empuja a pensar distinto,
si algo te hace recordar lo que nunca debimos olvidar,
entonces —créeme— habrá valido la pena.

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Índice de Contenido

-Bienvenida.

/… “Donde la palabra desafía al olvido”

(By Notas de Libertad).

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-Pláticas con el Licenciado 1

 

/… El arquitecto de las estructuras: retrato de Juan Manuel Oliva

Cuando la política cruza caminos: amistad forjada entre batallas, pactos y memoria compartida

(By operación W).

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-Agenda del Poder:

 

/…  “Guanajuato rompe el tablero de la competitividad” Clic para Leer

/… Una diputada en duda: El perfil desdibujado de Hades Aguilar Castillo

 

/… La cultura no se improvisa: Guanajuato necesita rumbo, no pretextos

 

/…  La renuncia anunciada y la decisión que la precipitó

 

/… Sangre Selectiva: Cuando los Toros Escandalizan y los Gallos Entretienen

 

(By Operación W).

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-Alimento para el alma.  

 

“Aquí no hay viejos, solo nos llegó la tarde”

DE: Mario Benedetti

Sobre el poema: Cuando la tarde nos alcanza: La dignidad serena del alma madura

 

Sobre el autor: Mario Benedetti: El corazón que escribía a máquina

Si quieres escucharlo en la voz de: Teodoro Castro

(By Notas de Libertad).

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 -“Rincones y Sabores: La guía completa para el alma, el paladar y la vida”

 

/… Las Piedras que No Se Rinden: Siete Testimonios Vivos de Guanajuato

(By Notas de Libertad).

 

/… La Fortaleza de los Silencios: Alhóndiga de Granaditas

(By Notas de Libertad).

 

/… Los Canes de Piedra: La Casa que Vigila el Tiempo en Apaseo el Grande

(By Notas de Libertad).

 

/…  La Catedral Mestiza de los Sueños: Parroquia de San Miguel Arcángel, San Miguel de Allende

(By Notas de Libertad).

 

/… El Escenario de las Eras: Teatro Manuel Doblado, León

(By Notas de Libertad).

 

/…  El Claustro del Sur: Templo de San Francisco, Acámbaro

(By Notas de Libertad).

 

/…  La Fortaleza del Noreste: Parroquia de San Pedro Apóstol, San José Iturbide

(By Notas de Libertad).

 

 

/… La Semilla de la Fe: Templo del Hospitalito, Salvatierra

(By Notas de Libertad).

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-Del Cielo a la Historia, Los Ecos del Calendario.

 

Domingo del 15 junio al sábado 21 de junio.

 

Hay semanas que no se anuncian con estruendos, pero que guardan en su interior ecos profundos, discretos, poderosos.

Esta que comienza es una de ellas: marcada por la memoria de un emperador que cayó, de un padre que se honra en silencio, de tierras que se negaron a rendirse al desierto.

 

-Santoral.

 

Efemérides Nacionales e Internacionales.

 

-Conmemoración de Días Nacionales e Internacionales.

(By Notas de Libertad).

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-Al Ritmo del Corazón: Música para recordar el ayer.

 

/… La Sonora Santanera: el ritmo inmortal que canta con voz de pueblo

*Con un click escucha sus mejores canciones: La Sonora Santanera 60 Aniversario

(By Notas de Libertad).

 

/…  Ray Conniff: el arquitecto del sonido que susurra en armonía

*Con un click escucha The Greatest Hits: Ray Conniff y sus Éxitos

(By Notas de Libertad).

 

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- ¿Qué leer esta semana?

 

"Soldados de Salamina"

 

De: Javier Cercas

Resumen:  Soldados de Salamina: el relato del hombre que no disparó

Sobre el autor: Javier Cercas: la literatura como espejo de lo que callamos

(By Notas de Libertad).

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-Pláticas con el Licenciado 2.

 

/…  105 campañas que me enseñaron lo que no viene en los manuales

Porque la política real se aprende en la calle, no en los libros.

(By operación W).

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Donde la palabra desafía al olvido

La página que no olvida
 
Aquí llega otra página que no olvida. No por costumbre.No por agenda. Sino porque hay cosas que solo viven si se escriben. Porque hay heridas que no cicatrizan si no se nombran.
 
La entrega con el corazón abierto
 
Aquí llega otra entrega con los ojos abiertos y el corazón sin blindaje. Aquí donde cada línea arde. Donde cada historia respira. Donde la tinta no es tinta: es sangre que se niega al silencio.
 
Lo que decimos y lo que callamos
 
Somos lo que decimos. Y también lo que nos atrevemos a callar. Pero esta columna no sabe guardar silencio cuando la injusticia grita. No sabe quedarse quieta cuando la verdad tiembla de frío. No sabe acomodarse en la tibieza.
 
Un farol entre el apagón
 
Esta columna es un farol encendido en medio del apagón. Una silla vacía que no dejamos de mirar. Una canción que aún resuena en medio del ruido.
 
El intento de cada semana
Cada semana es un intento. Un intento por rescatar la memoria de quienes nadie recuerda. Un intento por preguntar lo que ya nadie se atreve. Un intento por contar lo que no cabe en los noticieros ni en las estadísticas.
 
La palabra como rebeldía
 
No escribimos por gusto. Escribimos porque duele. Escribimos porque aún creemos que la palabra puede ser un acto de ternura y de rabia. Escribimos porque cuando el mundo se cae a pedazos, hay que contar los escombros.
 
Un lugar que aún resiste
 
La Leyenda no es una columna: es un lugar. Un lugar donde caben los que han sido expulsados de todos lados.Un lugar donde la lucidez no está peleada con la esperanza.Un lugar donde se cree —todavía— en el poder de lo que se dice con el alma.
 
Pasa, lee, respira
 
Pasa. Lee. Respira. No te vamos a prometer respuestas.Pero sí una compañía que no te exige nada más que sentir.
 
(By Notas de Libertad).

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El arquitecto de las estructuras: retrato de Juan Manuel Oliva

Cuando la política cruza caminos: amistad forjada entre batallas, pactos y memoria compartida

 

Lo veía operar desde la otra trinchera

Hay figuras que uno conoce primero por lo que hacen, no por lo que dicen. Juan Manuel Oliva era una de esas presencias visibles desde lejos, cuando yo dirigía el Movimiento Territorial del PRI y él ya se había convertido en el jefe estatal del PAN. Aun sin haber intercambiado palabra, su nombre era referencia obligada. Porque Oliva no era un panista más: era el operador clave de un proyecto que venía ganando fuerza en Guanajuato desde inicios de los noventa.

Sabía operar, lo sabía de verdad. Tenía disciplina, estrategia, y una visión de partido que no se improvisa. Desde su dirigencia estatal, consolidó las estructuras que sostuvieron al PAN durante varios sexenios. Fue un formador de cuadros y un constructor de causas. Cuando Juan Carlos Romero Hicks fue elegido candidato a gobernador, todo mundo en Guanajuato sabía que detrás de la porque lo había hecho candidato había estado Juan Manuel Oliva. Él fue el artífice de esa intervención.

 

El costo de una victoria

No fue una decisión tersa. Dentro del propio PAN hubo tensiones. Eliseo Martínez Pérez, quien también buscaba la gubernatura, no logró asimilar la derrota interna y renunció al partido. Quizá su versión sea distinta, pero desde mi mirada externa, lo que ocurrió fue eso: no pudo con el trago amargo y se fue. Juan Carlos Romero Hicks ganó la elección sin dificultad y llevó a Juan Manuel Oliva como su secretario de Gobierno. En esa etapa, Oliva pasó del terreno partidista al institucional, y lo hizo con solvencia.

Mientras tanto, yo había asumido la presidencia estatal del PRI. Aún no teníamos trato personal, pero las trayectorias se fueron aproximando por la simple razón de que la política en Guanajuato se vive a ras de tierra. Nos observábamos, nos intuíamos, nos cruzábamos.

 

El primer roce: Coroneo

Nos encontramos, de frente y con diferencia de banderas, durante la elección extraordinaria en el municipio de Coroneo. Se había anulado el proceso electoral anterior y se convocó a una nueva contienda. Era un ambiente enrarecido. En uno de los recorridos rurales que hacía con mi equipo el día de la elección, vimos una camioneta oficial de seguridad pública del estado. En la caja iban varias personas con camisetas y gorras del PAN. Acarreo, clarísimo. Le pedí a uno de mis colaboradores que grabara el video.

 

Con la evidencia en mano, convoqué a la prensa. Denuncié el uso de recursos públicos para fines partidistas. Busqué a Oliva como secretario de Gobierno. Me atendió con formalidad. Le planteé la situación y me respondió que no era acarreo, que sólo era “un raid a una familia”.

Su explicación no me convenció. No discutimos, pero dejé clara mi postura. Decidí hablar directamente con el gobernador Juan Carlos Romero Hicks. Me citó al día siguiente. Y para sorpresa de muchos, abrió una mesa de negociación. Aunque el PAN ganó la elección, los cuadros del PRI en Coroneo fueron reconocidos y recibieron espacios en la administración municipal.

Esa fue la primera vez que traté directamente con Juan Manuel Oliva. Fue correcto, institucional, firme. Ahí entendí que no era un improvisado. Sabía responder en la mesa con el mismo temple con el que sabía construir en tierra.

 

Una boda, un parentesco y un saludo distinto

 

Tiempo después, nos volvimos a encontrar en un contexto completamente distinto. Se casaba mi ahijada Martha Oliva, hija de mi comadre entrañable Mary Hernández, casada con mi compadre Lupe Oliva, quien es familiar directo de Juan Manuel. La vida nos juntó en ese festejo.

Mary y Lupe no son sólo compadres, son parte de mi historia personal. Mary es una mujer a la que quiero profundamente, una de esas personas que está contigo en las buenas, pero sobre todo en las malas. Su padre me quiso como a un hijo y siempre me acompañó. En esa boda, el saludo con Juan Manuel ya no fue de adversarios. Fue de familia extendida, de dos hombres que sabían que en la vida también hay momentos para bajar la guardia.

 

Campañas cruzadas y destinos que se rozan

 

A esas alturas, Juan Manuel había dejado la Secretaría de Gobierno y tomado su curul en el Senado. Yo seguía en la ruta partidista. Ambos apuntábamos al 2006. Él quería la candidatura a gobernador por el PAN; yo buscaba la del PRI. Estaba todo listo para medirnos en las urnas. En 2003 regresé por segunda ocasión a la Cámara de Diputados y nuestras rutas volvieron a cruzarse.

Recuerdo especialmente una reunión plenaria de la fracción parlamentaria en Veracruz en 2004. El grupo del PRI en San Lázaro y el grupo del PAN en el Senado habíamos elegido el mismo destino para sus respectivas reuniones. Coincidimos incluso en el vuelo desde la Ciudad de México. La campaña se olía en el aire.

Ambos conseguimos la candidatura. Estaba todo preparado para la contienda. Pero el PRI, en una decisión torpe e incomprensible, rompió con lo que venía construyéndose. Roberto Madrazo, en un acto que hasta hoy me cuesta entender, dejó fuera de la candidatura al Senado a Jorge Videgaray Verdad, quien era mi propuesta para esa posición. Yo entendí que eso cambiaba las reglas del juego. Renuncié a la candidatura.

Juan Manuel se quedó solo en la pista. Ganó la gubernatura con una victoria tan contundente que ni siquiera los más optimistas en el PAN se lo esperaban. El candidato priista fue alguien formado en nuestro equipo. La traición, cuando se entrena, da esos resultados.

 

Una apuesta socialdemócrata con el aval del gobernador

Ya como gobernador, Juan Manuel y yo volvimos a encontrarnos. Yo estaba al frente en Guanajuato del Partido Socialdemócrata. Cuando le comenté que se iba a dar esa posibilidad. Le pareció buena la idea. Nos abrió espacios. Nos apoyó. Competimos en 2009. No logramos mantener el registro, pero fue una experiencia intensa, divertida, útil. Hicimos política desde una trinchera distinta. Juan Manuel no lo vio como una amenaza. Lo entendió como parte del juego democrático. Y nos dio la oportunidad de competir en condiciones de dignidad.

En esa etapa, pude ver cómo gobernaba. Tenía un equipo cercano, disciplinado, con perfiles leales a su ideario. Promovía el pensamiento conservador, sí, pero también abría la puerta a propuestas de otras rutas. Tenía la claridad de que el gobierno no es una trinchera doctrinaria, sino una plataforma de resultados. Durante su mandato, se construyeron universidades, se consolidaron parques industriales, se reactivó el turismo. Oliva le sabía al ejercicio del poder.

Y si algo tenía, era eso: sabía ganar. No porque hiciera trampa. Sabía ganar porque sabía operar.

 

Una llamada hasta Chiapas

 

Era Semana Santa del 2012. Yo me encontraba en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, colaborando en la campaña de Manuel “El Güero” Velasco. Era martes, y mientras desayunaba un cochito horneado delicioso, sonó mi teléfono. Era Juan Manuel Oliva. “¡Profeta!”, dijo con su estilo directo, “¿Desayunamos el jueves?”, ¿Cómo andas?

No había margen de excusas. Aún con el pasaje ya comprado para regresar después de elecciones, cambié los planes. Juan Manuel había dejado la gubernatura unos días antes, justo el viernes previo a Semana Santa, para asumir como Coordinador General de la comisión electoral del CEN del PAN. Miguel Márquez era el candidato a gobernador en Guanajuato y las cosas no iban bien. Las encuestas no mentían.

 

Las encuestas no se equivocan

El jueves, tal como lo pactamos, llegué al desayuno en el Hotel La Estancia, de Don Álvaro López Castro. Allí me presentó con el ingeniero y abogado Gerardo Trujillo Flores, entonces jefe estatal del PAN, quien hoy es uno de mis mejores amigos. Juan Manuel le pidió a Trujillo que me mostrara las encuestas: una de Roy Campos, otra de María de las Heras y la tercera, si no me falla la memoria, de Federico Berrueto.

Todas decían lo mismo: Márquez perdía. En una por siete puntos, en otra por nueve, y en la más dura por trece. El dato más alarmante no era la desventaja, sino la curva descendente: había arrancado la campaña arriba y ya iba cascabeleando. Me preguntaron mi opinión y no dudé: “Van a perder”.

Juan Manuel me miró fijo: “Ya entiendes por qué te llamé”. No había mucho tiempo. Me pidió que presentara un proyecto con urgencia. Lo entregué el lunes y fue aprobado de inmediato. Y así, sin mucha vuelta, me sumé a la operación electoral del PAN para esa elección, coordinado por Trujillo y con la presencia constante de Oliva.

 

Trujillo, Oliva y la operación precisa

Gerardo Trujillo es un perfeccionista. Incansable, metódico. Había noches en que teníamos reuniones a las dos de la mañana para revisar los temas municipio por municipio. Su compromiso era total. Yo puse lo que sabía, mi experiencia, mis propuestas. Pero yo era una pieza más. La verdadera operación electoral fue diseñada y ejecutada por Trujillo y Juan Manuel Oliva.

Juan Manuel viajaba dos veces por semana a Guanajuato, resolvía conflictos, hablaba con todos, escuchaba, reestructuraba. Sabía qué hacer. Miguel Márquez ganó la elección. Muchos lo vieron como un milagro, pero quienes conocemos la historia real sabemos que si Márquez fue gobernador fue por dos hombres: Gerardo Trujillo y Juan Manuel Oliva. Ellos lo rescataron de una derrota segura. Sin su operación precisa, sin sus desvelos, sin su lectura de territorio, esa gubernatura no habría sido azul. Fue trabajo quirúrgico, pero sobre todo fue trabajo de dos estrategas con oficio y con agallas.

 

La leyenda nace de un comentario ajeno

Meses después, ya con la elección en la bolsa, Juan Manuel y yo conversamos sobre lo vivido. De esas pláticas nació una idea: asociarnos para formar un despacho electoral especializado. Y lo hicimos. Así nació “Efecto OW”. La O era de Oliva y la W de Wintilo. Así de sencillo, así de claro.

La anécdota que motivó ese nombre fue memorable. Durante la campaña de Juani Torres Landa, el PRI Nacional envió a un operador tamaulipeco con fama de tener cercanía con personajes como Tomás Yarrington y los Zetas. En una reunión con presidentes de comités municipales, queriendo motivarlos, soltó la frase: “Esta elección está muy complicada. Tenemos todas las de perder. A pesar de que Juani es buen candidato, nos estamos enfrentando a Oliva y Wintilo, los mayores operadores electorales que tiene este país, y ya andan juntos aquí en Guanajuato”.

Cuando nos contaron eso, no pudimos parar de reír. Y dijimos: si ya nos ven así, hay que formalizarlo. Lo que comenzó como una frase de un adversario se convirtió en una marca. Y esa marca, durante varios años, fue sinónimo de estrategia y de victorias.

 

Una racha invicta

Durante los años que trabajamos juntos, ganamos elecciones en Aguascalientes, Nuevo Laredo, Durango, Zacatecas, Quintana Roo, Michoacan… y no perdimos ni una. Caminamos todo el país, a veces entre risas, otras en silencio, pero siempre con foco.

No era magia. Era experiencia, olfato, intuición, pero sobre todo era trabajo. Coordinábamos estructuras, afinábamos mensajes, analizábamos comportamientos del electorado. Aprendimos a entender cada región como si fuera propia. Nos sumergíamos en los contextos locales, y eso hacía la diferencia.

Recuerdo que en Nuevo Laredo estuvimos más de tres años. Allí conocimos a gente entrañable. Juan Manuel generaba una confianza especial con los equipos. Y si alguien se ganó el corazón de todos fue la maestra Martha, su esposa. Mujer generosa, con una sazón extraordinario. Cuando llegaba a la casa de operaciones con carnitas, chorizo, chicharrón y guisados, todos la esperaban como si trajera fiesta.

La política también se gana desde la cercanía humana. Desde la calidez. Desde la confianza.

 

La despedida de Efecto OW

Nuestra sociedad duró hasta 2017. Cuando terminó, fue sin dramas. Juan Manuel se llevó su “O”, yo me quedé con mi “W”. Así terminó “Efecto OW” y nació “Efecto W”. Cada quien siguió su camino, con respeto. La relación personal siempre quedó intacta.

A veces nos veíamos, platicábamos, recordábamos. Seguíamos compartiendo opiniones sobre elecciones, candidatos, campañas. El afecto se había tejido en la experiencia compartida. Y eso, ni el tiempo ni los partidos lo borran.

 

De operador a figura nacional

Tras la elección del 2012, Juan Manuel Oliva decidió buscar la dirigencia nacional del PAN. Todavía no éramos socios en ese momento. Su trayectoria como gobernador y operador electoral le daban argumentos para competir. En ese intento se encontró con Ernesto Cordero, con quien terminó aliándose para formar fórmula. Siempre creí que esa dupla habría funcionado mejor si hubiera sido al revés: Oliva/Cordero. Porque Cordero, por muy buen economista que fuera, no conectaba. Juan Manuel, en cambio, sabía hablar con la base, con el delegado, con el dirigente municipal y el militante de a pie.

Nunca olvidaré una frase que escuché de un panista queretano: “Cordero tiene doctorado, pero Oliva tiene colmillo”. Y en política, el colmillo vale más que muchos títulos.

 

Martha, el ancla discreta

Detrás de la figura pública de Juan Manuel, siempre ha estado Martha, su esposa. La maestra Martha, como todos la conocen. Una mujer de temple firme, de carácter fuerte y de un talento nato para la empatía. Fue ella quien organizó las grandes reuniones, quien preparaba los menús de los cierres de campaña, quien sabía leer el ánimo de la gente sin necesidad de encuestas.

En Nuevo Laredo la extrañaban si pasaban dos semanas sin verla. Llegaba con comida, con palabras y con ese instinto maternal que vuelve hogar cualquier casa de campaña. Pero también era dura si hacía falta. Sabía poner orden. Sabía decir “esto no funciona”. Y su palabra, aunque discreta, siempre fue escuchada por Juan Manuel.

Recuerdo que una vez en Durango hubo una noche en la que no dábamos pie con bola. El mensaje no cuajaba. El equipo no reaccionaba. Ella llegó en la madrugada, se sentó con nosotros y, sin levantar la voz, nos dijo: “Están hablando para ustedes, no para la gente”. Tardamos tres minutos en cambiar todo el enfoque. Así de claro. Así de eficaz.

 

El silencio que también pesa

Tras la etapa de Efecto OW, Oliva entró en una fase más silenciosa. Seguía activo, pero ya no era el rostro visible de las campañas. Operaba desde la sombra, como a veces se disfruta más. Yo también seguía en lo mío, en mi trabajo, en mis proyectos. Coincidíamos de vez en cuando, hablábamos de lo mismo: de política, de elecciones, de Guanajuato, de México.

Llegamos a comentar que las cosas estaban cambiando. Que el PAN ya no era el mismo. Que la lealtad de los de antes no se encontraba fácil. La nueva generación traía otras formas, otras prioridades. Y también otras carencias. Porque saberse mover en un comité municipal, leer una encuesta y contrastarla con los liderazgos locales, no es algo que se aprenda por Zoom ni con powerpoints.

Y en ese clima, Oliva empezó a alejarse. No del todo, pero ya no con la misma intensidad. Era claro que algo no lo tenía contento. Y conociéndolo, sabía que no era desinterés. Era desilusión.

 

El PAN que dejó de escucharlo

Juan Manuel Oliva estuvo 37 años en el PAN. Lo vio crecer desde la oposición, lo ayudó a consolidarse en el poder y contribuyó a que Guanajuato fuera bastión azul por excelencia. Fue parte del ADN del partido. Pero llegó un momento en que su voz ya no era escuchada. Empezó a notarlo en pequeños gestos: en decisiones tomadas sin consulta, en exclusiones veladas, en dirigentes estatales que preferían tomarse selfies en lugar de escuchar a los que sabían.

Y un día decidió cerrar el ciclo.

Lo hizo como es él: con anticipación, con respeto y con claridad. El 12 de diciembre de 2024 entregó su carta de renuncia al PAN al presidente estatal, Aldo Márquez. Le dijeron que no era necesario formalizar nada, que no había problema porque asesorara la creación de otro partido, en síntesis, que no le aceptaban la renuncia. Pero cuando en junio de 2025 el mismo dirigente salió a anunciar su expulsión por “indisciplina”, Juan Manuel simplemente se presentó en el comité con la carta de renuncia en mano. “Ya estaba todo dicho”, fue lo único que dijo.

 

La ausencia que se va a sentir

Su salida deja un hueco. No tanto en los cargos ni en las estructuras, sino en el alma del PAN guanajuatense. Porque si alguien encarnaba al partido en su versión más efectiva, más cercana al ciudadano, más ganadora, era Juan Manuel Oliva. Su ausencia no se mide en porcentajes, sino en lo que ya no se dice. En los pasillos sin estrategia. En los equipos sin dirección. En las campañas sin corazón.

Aldo Márquez y Juanita de la Cruz, quien durante muchos años fue colaboradora de Juan Manuel, fueron los rostros institucionales que enfrentaron su renuncia. Y aunque cumplieron el protocolo, saben bien que esa hoja de salida no es cualquier cosa. Es la más relevante en la historia reciente del PAN en Guanajuato. Y ojalá no sea la primera de muchas.

 

El hombre que sabía ganar

Juan Manuel Oliva Ramírez fue muchas cosas: reportero, dirigente, legislador, gobernador, estratega. Pero si tuviera que resumirlo en una frase sería esta: un hombre que sabía ganar. Ganaba porque conocía la calle, porque entendía el valor de la palabra, porque sabía formar equipos. Ganaba porque no era un improvisado. Porque sabía que las estructuras no se improvisan ni los votos se mendigan.

Nos separamos como socios, pero no como amigos. Nuestra amistad sigue. Y su historia, aunque ya no esté en el PAN, aún está por contarse completa.

 

Un partido nuevo, una ruta inesperada

Pocos lo vieron venir, pero muchos lo entendimos. Cuando se supo que Juan Manuel Oliva estaba colaborando en la formación de un nuevo partido llamado México Republicano, no hubo sorpresa en quienes conocíamos su corazón ideológico. Más allá del nombre, lo que anunciaba ese proyecto era una forma distinta de organizar la derecha, de reencontrarse con las bases sociales, de representar valores que el PAN había dejado de lado o diluido entre alianzas poco comprensibles.

Ese partido que nació con influencias binacionales y respaldo conservador fue para él una nueva trinchera. No porque renegara de su historia panista, sino porque sentía que su ciclo ahí había terminado. Lo hizo sin rencor, sin estridencia, pero con firmeza. Y aunque muchos panistas pueden lamentar verlo fuera de la casa que ayudó a levantar, yo no. Nunca he sido panista. Solo soy testigo de lo que construyó y de lo que representa.

 

Lecciones que no se enseñan en libros

Juan Manuel siempre tuvo claro que en la política se enseña por el ejemplo. Que un discurso vacío no construye nada si no va acompañado de coherencia, estrategia y resultados. Y eso fue lo que transmitió, no solo a su equipo cercano, sino a toda una generación de cuadros que se formaron viéndolo hacer, viéndolo resolver, viéndolo ganar.

Durante nuestros años como socios, lo vi sostener reuniones con humildad y otras con dureza, según lo exigiera el momento. Vi cómo un candidato desahuciado salía de una plática con él con el rostro renovado, con el plan claro, con el fuego encendido. Vi cómo trataba a los operadores, a los candidatos, a los presidentes municipales, a los empresarios, a los liderazgos comunitarios. A cada uno según su papel, pero a todos con respeto.

Nunca se creyó superior. Pero sabía que su experiencia era única. Y sabía usarla sin presumirla.

 

El respeto que se gana en silencio

Juan Manuel Oliva no necesita que lo defiendan ni que lo justifiquen. Su trayectoria habla. Su coherencia también. En un tiempo en que la política se ha llenado de estridencias y de oportunismos, él representa esa escuela ya escasa de quienes piensan antes de hablar, de quienes construyen antes de atacar, de quienes no necesitan un reflector para tener influencia.

Pocos lo saben, pero en muchas elecciones en las que ni siquiera aparecía en las boletas, su mano estuvo presente. Su consejo fue escuchado. Su diagnóstico fue certero. Y a veces, su sola presencia bastaba para ordenar el caos.

Eso no se compra. Eso se siembra, se cultiva y se respeta.

 

Guanajuato en su memoria

Aunque su campo de acción fue nacional durante muchos años, Juan Manuel siempre tuvo a Guanajuato en el corazón. No solo porque aquí nació y se formó, sino porque aquí construyó los cimientos de su vocación. Fue en Guanajuato donde se hizo periodista, donde se hizo operador, donde se hizo gobernador.

Las obras, las universidades, las zonas industriales, las rutas turísticas, las estructuras políticas que dejó siguen vivas. Puede haber críticas, como todo gobernante las tiene. Pero nadie podrá negar que dejó huella. Que su tiempo al frente del estado fue un tiempo de impulso, de decisión, de liderazgo.

Y cuando regresaba a los pueblos, a las comunidades, a los municipios donde había sembrado confianza, la gente lo saludaba con afecto genuino. Porque no se olvidaron de lo que hizo. Porque hay quienes llegan al poder y desaparecen, y hay quienes se quedan en la memoria.

 

Agradecer antes que juzgar

Hoy que ya no está en el PAN, muchos lo juzgan desde la orilla. Algunos intentan minimizarlo. Otros guardan silencio para no incomodar. Yo prefiero agradecer. Porque como priista, como dirigente, como adversario y como aliado, siempre supe que Juan Manuel Oliva era un hombre de palabra.

Cuando fuimos contrincantes, nunca hubo bajeza. Cuando coincidimos en el trabajo, nunca hubo traición. Cuando fuimos socios, siempre hubo lealtad. Y cuando nos separamos, quedó intacta la amistad.

Eso no es común. Eso es valioso.

 

La historia no se borra, se honra

A veces los partidos olvidan a quienes los hicieron grandes. A veces la memoria institucional se llena de ego y se vacía de gratitud. Pero la historia está escrita. Y en la historia del PAN de Guanajuato, hay un nombre que no puede omitirse: Juan Manuel Oliva Ramírez.

 

Fue artífice, fue operador, fue dirigente, fue gobernador, fue formador de cuadros, fue constructor de estructuras. Fue, sobre todo, un político que entendió que el poder solo sirve si transforma, si deja algo, si cambia la vida de la gente.

Y si algún día México Republicano logra consolidarse como opción real, habrá que entender que ese nuevo capítulo también viene de una pluma que sigue escribiendo. La de un hombre que no se fue por comodidad, sino por convicción.

Mi respeto, mi aprecio y mi gratitud para Juan Manuel Oliva.

Porque la historia no se borra. Se honra.

 

(By operación W).

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“Guanajuato rompe el tablero de la competitividad”

Guanajuato sube en competitividad: Un avance que merece análisis

El Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2025 ha colocado a Guanajuato como el estado con el mayor avance del país.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la entidad pasó del lugar 22 al 13 en el ranking nacional.

Un salto de nueve posiciones que no debe pasar desapercibido.

El ascenso se explica a partir de mejoras en áreas clave como economía, innovación y seguridad, sin dejar de lado los desafíos estructurales que el propio reporte señala.

 

 

Un indicador que refleja múltiples esfuerzos

 

Los rankings no son una fotografía aislada, sino el resultado de procesos acumulativos.

Este avance refleja un entramado de acciones, decisiones y condiciones que involucran a distintos actores: sector público, iniciativa privada, academia y sociedad civil.

 

 

Exportaciones y economía: pilares de la mejora

 

Uno de los factores más destacados en el informe es el desempeño económico.

Guanajuato se posiciona entre los cinco primeros lugares a nivel nacional en este subíndice, gracias a una tasa de exportaciones que representa el 53% del PIB estatal.

 

Innovación: un rubro con señales positivas

 

El ICE también destaca a Guanajuato como cuarto lugar en generación de patentes y séptimo en gasto en investigación y desarrollo.

Esto ubica al estado como un referente emergente en materia de innovación tecnológica.

 

 

Seguridad: avances importantes en corto plazo

 

Entre los datos más relevantes figura la reducción del 55.6% en homicidios dolosos registrada entre febrero y mayo de 2025.

Esta disminución, validada por la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, representa un cambio significativo.

 

 

Infraestructura, empleo y mercado laboral: las asignaturas pendientes

 

El informe también señala áreas de oportunidad.

Particularmente en infraestructura, condiciones laborales y desarrollo del mercado interno.

 

 

Balance y perspectiva de largo plazo

 

Guanajuato ha logrado un reconocimiento técnico relevante, al subir nueve lugares en un índice nacional riguroso.

Es un mérito que se debe leer con objetividad y sin caer en lecturas triunfalistas.

 

 

Inferencia

 

La competitividad no es un punto de llegada, sino un proceso continuo.

Para sostener esta posición y seguir avanzando, será necesario profundizar en los esfuerzos de coordinación interinstitucional, educación de calidad, seguridad sostenible y desarrollo regional equilibrado.

El dato es alentador, pero también exige responsabilidad.

Porque cada lugar ganado en un índice debe reflejarse en mayores oportunidades, más bienestar y mejor calidad de vida para todas las regiones del estado.

Así, Guanajuato no solo compite.

También se construye.

 

(By operación W).

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“Aquí no hay viejos, solo nos llegó la tarde”

De: Mario Benedetti

“Aquí no hay viejos, solo nos llegó la tarde”

Aquí no hay viejos. Solo nos llegó la tarde: Una tarde cargada de experiencia Experiencia para dar consejos. Aquí no hay viejos, Solo nos llegó la tarde.   Viejo es el mar y se agiganta. Viejo es el sol y nos calienta. Vieja es la luna y nos alumbra. Vieja es la tierra y nos da vida. Viejo es el amor y nos alienta.   Aquí no hay viejos, Solo nos llegó la tarde.   Somos seres llenos de saber. Graduados en la escuela De la vida y en el tiempo Que nos dio el postgrado.   Subimos al árbol de la vida. Cortamos de sus frutos lo mejor. Son esos frutos nuestros hijos, Que cuidamos con paciencia. Nos revierte esa paciencia con amor.   Fueron niños, son hombres, serán viejos. La mañana vendrá y llegará la tarde. Y ellos también darán consejos.   Aquí no hay viejos, Solo nos llegó la tarde.   Joven: si en tu caminar encuentras Seres de andar pausado, De miradas serenas y cariñosas, De piel rugosa, de manos temblorosas, No los ignores; ayúdalos, protégelos, ampáralos. Bríndales tu mano amiga, tu cariño.   Toma en cuenta que un día También a ti te llegará la tarde…

Si quieres escucharlo en la voz de: Teodoro Castro

Sobre el poema: Cuando la tarde nos alcanza: La dignidad serena del alma madura
 
No es vejez, es cosecha
El poema comienza con una afirmación luminosa: “Aquí no hay viejos. Solo nos llegó la tarde”. Y esa frase lo resignifica todo. En lugar de hablar de decadencia, habla de plenitud. No se trata del final de una jornada, sino del instante exacto en que el día deja de correr para comenzar a abrazar. El autor nos recuerda que llegar a la vejez no es un fracaso del cuerpo, sino un triunfo del alma.
En ese giro poético, Benedetti transforma la palabra “viejo” —tantas veces usada como sinónimo de desgaste— en un símbolo de sabiduría.
 
La naturaleza como espejo del alma

El poema apela a las imágenes más antiguas del mundo para dignificar el paso del tiempo: “Viejo es el mar y se agiganta. Viejo es el sol y nos calienta. Vieja es la luna y nos alumbra”. Con esta comparación, el autor nos enseña que aquello que envejece no pierde valor: lo multiplica.

Cada elemento de la naturaleza sigue cumpliendo su misión con nobleza.
 
Del árbol de la vida: hijos, paciencia y amor
Otra imagen poderosa es la del árbol: “Subimos al árbol de la vida. Cortamos de sus frutos lo mejor… Son esos frutos nuestros hijos”. Benedetti no habla de logros económicos, ni de cargos ni de conquistas, sino de lo verdaderamente importante: los vínculos que construimos, el amor que sembramos, el tiempo que dedicamos a otros.
Los hijos no son simplemente el futuro: son también el legado emocional de quienes los formaron.
 
Una advertencia suave, pero contundente

Hacia el final, el poema se vuelve una especie de enseñanza tierna: “Joven: si en tu caminar encuentras seres de andar pausado… no los ignores”. Es una súplica envuelta en poesía. Una lección para las nuevas generaciones que a veces viven de prisa y sin mirar hacia atrás.
El poema nos recuerda que todos vamos hacia ese atardecer.
 
El alma despierta más allá de los años
La estrofa final lo resume todo con una belleza inolvidable: “Aquí no hay viejos. Solo somos niños que se quedaron un rato más despiertos”. Con esa frase, Benedetti desarma todos los prejuicios sobre la edad. Porque en el fondo —y lo sabemos todos— el alma no envejece.
Quizá el cuerpo se cansa, pero el alma sigue buscando abrazos, sueños y juegos.


La tarde como promesa
Este poema no es un lamento, es una celebración. No es un réquiem, es un himno. Es una manera de decirle al mundo que la dignidad no se pierde con el tiempo, sino que se profundiza. Que las tardes también son hermosas, quizá incluso más que las mañanas, porque están llenas de verdad, de calma y de sentido.
Aquí no hay viejos. Hay sabios. Hay historias. Hay luz.

 
Sobre el autor: Mario Benedetti: El corazón que escribía a máquina
 
No nació para la fama. Nació para decir lo que otros callaban. Para nombrar la ternura sin cursilería, para mirar al exiliado sin lástima, para hablar de amor con la voz quebrada de quien también sufrió.
Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia llegó al mundo el 14 de septiembre de 1920, en Paso de los Toros, Uruguay. Desde niño aprendió que las letras no eran solo para adornar páginas, sino para resistir. Lo educaron los libros, pero también la pobreza, la pérdida y el trabajo temprano.


El poeta que hizo de la sencillez un arma
En un tiempo donde muchos usaban palabras difíciles para parecer profundos, Benedetti eligió lo contrario: decir lo esencial con palabras claras, cercanas, humanas. Su estilo no era simple: era luminosamente directo.
Escribió cuentos, novelas, ensayos y más de ochenta libros. Pero fue con la poesía donde dejó su huella más honda.
La Tregua, su obra más conocida, fue traducida a más de veinte idiomas. Pero cada texto suyo llevaba la misma alma: la del hombre que creía en la justicia, en la memoria, y en el derecho a ser feliz sin pedir perdón por ello.


El exilio y la esperanza
La dictadura uruguaya lo condenó al silencio, y se exilió por años. Vivió en Buenos Aires, en Lima, en Cuba, en Madrid. Pero nunca dejó de escribir, nunca dejó de extrañar, nunca dejó de luchar con la palabra.
Sus versos eran mensajes embotellados para su país ausente.
Mientras otros se armaban con rifles, él se armaba con metáforas, con ternuras, con verdades pequeñas pero demoledoras.


El amor, siempre el amor
Pocos poetas han escrito al amor con tanta autenticidad como Benedetti. No hablaba del amor perfecto, sino del real: el que se equivoca, el que insiste, el que sobrevive al tiempo.
Su esposa, Luz López, fue su gran compañera.
Cuando ella murió en 2006, algo en Mario se apagó. Tres años después, el 17 de mayo de 2009, Benedetti también se fue. Pero no murió. Solo se volvió poema.


Un alma que nos sigue hablando
Mario Benedetti no fue una estatua ni quiso serlo. Fue un hombre que escribía como quien respira. Que nos enseñó que la poesía puede curar, puede denunciar, puede amar, puede recordar.
Hoy, cada vez que alguien lee un verso suyo, Mario regresa. Regresa en las manos de los que acarician. En la voz de los que no se rinden. En los ojos de quienes, como él, siguen creyendo que la ternura también es una forma de valentía.

(ByNotas de Libertad).

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Las Piedras que No Se Rinden: Siete Testimonios Vivos de Guanajuato

Cuando la historia respira

Hay edificios que se conservan. Pero hay otros que sobreviven.

Son aquellos que no solo están en pie, sino que siguen en voz.

En Guanajuato, cada región tiene una piedra, una torre, una cúpula o una fachada que ha visto más que cualquier testigo vivo.

Este proyecto recorre siete de esos lugares: siete municipios, siete edificaciones, siete almas de cantera y cal.

No son las más grandes. Ni las más famosas. Pero son, quizá, las que más nos dicen sobre quiénes somos.

Porque no hay identidad sin memoria. Y no hay memoria sin lugar.

 

El tiempo como arquitecto

Cada uno de estos espacios ha resistido lo que muchas voluntades no pudieron: el olvido, el abandono y el descuido.

Han sido templos, teatros, prisiones, refugios y escuelas.

Sus muros tienen marcas que no aparecen en los planos: tiros de fusil, manchas de cera, raspaduras de promesas.

No están ahí para decorar las ciudades: están para sostenerlas desde adentro.

Son construcciones hechas con más que ladrillo. Están hechas de fe, de miedo, de esperanza, de cansancio, de milagro.

Por eso no se caen. Porque lo que las mantiene no es cemento, sino memoria.

 

Un recorrido sin nostalgia

Este no es un homenaje a lo antiguo por ser viejo.

Es una llamada a mirar de frente lo que hemos dejado de mirar.

Los templos no son solo para quien cree. También son para quien recuerda.

Los teatros no son solo para aplaudir. También para pensar lo que ya no se dice.

Las casonas no son para adornar postales. Son portales hacia lo que alguna vez fuimos.

Este recorrido es un intento por escuchar lo que las paredes aún están diciendo.

 

Siete municipios, un corazón

De Apaseo a Acámbaro. De León a Salvatierra. De San Miguel a San José. De la capital a la cantera.

Cada municipio elegido en esta serie representa una región distinta del estado.

Cada edificación seleccionada fue más que sede: fue semilla.

Donde hoy hay ciudades, hubo primero una parroquia, un templo, una casona o un escenario.

Y cada uno guarda una versión local de lo que hoy somos colectivamente.

El pasado no vive en los libros: vive en los muros.

 

La urgencia del presente

Este ejercicio también es una advertencia: lo que no se valora, se pierde.

Muchos de estos inmuebles sobreviven sin apoyo estatal, sin protección legal y sin presupuesto.

Los mantiene la comunidad, la devoción, el respeto heredado.

Pero ese cuidado tiene límites si no se institucionaliza.

La historia no se protege sola. Y si no se protege con leyes, se desvanece entre escombros invisibles.

Estas crónicas quieren ser, también, una súplica por el resguardo del alma construida de Guanajuato.

 

Una geografía emocional

Este no es un mapa turístico. Es un mapa sentimental.

Cada piedra, cada arco, cada altar ha tocado una vida. Ha hospedado una lágrima. Ha sostenido un silencio.

Guanajuato no es solo un estado de montañas y minas. Es un estado de memoria.

Y su verdadera riqueza no está bajo tierra, sino de pie: en los edificios que aún nos recuerdan que hubo un tiempo en que creíamos.

Estas siete reseñas no son historia: son latido.​

 

(By Notas de Libertad).

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Domingo 15 al Sábado 21 de junio

“Cuando la historia se asoma entre los días”


Hay semanas que no se anuncian con estruendos, pero que guardan en su interior ecos profundos, discretos, poderosos.
Esta que comienza es una de ellas: marcada por la memoria de un emperador que cayó, de un padre que se honra en silencio, de tierras que se negaron a rendirse al desierto.


Cada fecha que conmemoramos no es solo un número: es una huella, un testigo. Un llamado.
La historia no solo se escribe en los libros, también se escucha en el calendario, si uno se detiene a mirar, a recordar, a entender.
Esta semana, el calendario nos habla de justicia, de ternura, de ciencia y de dignidad. Nos recuerda lo que fuimos, lo que somos… y lo que aún podemos ser.
Que cada día encuentre en ti una razón para volver la mirada al pasado y seguir caminando con más conciencia hacia el futuro.

(By Notas de Libertad).

Domingo 15 de junio

 

San Vito: Joven mártir del siglo III, venerado por su valentía al no renunciar a su fe cristiana pese a las torturas.
San Modesto de Tréveris: Obispo del siglo V, recordado por su lucha contra el paganismo y su caridad.
San Landelino de Ettenheim: Monje del siglo VII que, tras una vida desordenada, encontró la redención fundando monasterios.
Santa Libia de Aquitania: Virgen consagrada que renunció a riquezas para dedicarse a los pobres.
Beato Tomás Whitbread: Sacerdote jesuita inglés del siglo XVII, ejecutado injustamente durante la persecución anticatólica.
 
Lunes 16 de junio
 
San Quirico: Niño mártir del siglo IV, asesinado junto a su madre Julita por no renunciar a su fe.
Santa Julita: Madre de San Quirico, mártir que defendió su fe hasta el final.
San Benón de Meissen: Obispo alemán del siglo XI, evangelizador incansable de tierras eslavas.
San Aureliano de Arles: Arzobispo del siglo VI y promotor de la vida monástica en Provenza.
Beata María Teresa Scherer: Religiosa suiza fundadora de una congregación caritativa.
 
 
Martes 17 de junio
 
San Rainero de Pisa: Joven peregrino que renunció a todo para vivir en pobreza y oración.
San Manuel de Córdoba: Mártir del siglo IX durante la ocupación musulmana en España.
Santa Teresa de Portugal: Reina y luego religiosa, fundadora de un convento.
San Gregorio Barbarigo: Cardenal veneciano reformador eclesial y educador.
Beato Pedro Gambacorta: Laico italiano del siglo XIV, fundador de una comunidad penitente.
 
 
Miércoles 18 de junio
 
San Gregorio Juan Barbarigo: Obispo de Padua, reformador del clero y promotor de escuelas.
San Calógero de Sicilia: Ermitaño griego evangelizador de la isla de Sicilia.
San Eterio de Vienne: Obispo de la Galia del siglo VI, defensor de la ortodoxia.
Santa Marina de Bitinia: Vivió como monje bajo el nombre de Marino, ejemplo de coraje.
Beato Osanna Andreasi: Dominica mística del Renacimiento, consejera de ricos y pobres.
 
 
Jueves 19 de junio
 
San Romualdo: Fundador de los camaldulenses, entre el silencio y la acción.
San Gervasio y San Protasio: Mártires hermanos descubiertos por San Ambrosio en el siglo IV.
Santa Deodata de Nola: Virgen italiana del siglo VI, vivió de forma recogida y piadosa.
Beato Miguel Sopocko: Sacerdote polaco, confesor de Santa Faustina Kowalska.
San Lupo de Troyes: Obispo del siglo V que salvó a su ciudad de la invasión de Atila.
 
 
Viernes 20 de junio
 
San Silverio, papa: Pontífice del siglo VI, exiliado por defender la fe.
San Macario de Petra: Obispo y mártir por resistir la idolatría.
Beata Margarita Ebner: Mística dominica con revelaciones espirituales.
Santa Florentina de Cartagena: Hermana de San Leandro, maestra de mujeres cristianas.
Beato Tomás Hemerford: Sacerdote inglés del siglo XVI, mártir por su fe.
 
 
Sábado 21 de junio
 
San Luis Gonzaga: Joven jesuita italiano, patrono de la juventud católica.
San Rodolfo de Gubbio: Obispo pacificador en tiempos de guerra civil.
San Raimundo de Barbastro: Obispo mártir en tiempos de la invasión musulmana.
Beata Ana Rosa Gattorno: Fundadora italiana de una congregación dedicada a los pobres.
San Demetrio de Tesalónica: Soldado romano cristiano, mártir muy venerado en Oriente.

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Música para recordar el ayer

La Sonora Santanera: el ritmo inmortal que canta con voz de pueblo

l sonido que nació del barrio y se volvió nación
En un rincón popular de la Ciudad de México, donde las cantinas aún contaban historias y los mercados hablaban con música, nació algo más que una orquesta.
Nació una tradición, un lenguaje sonoro, una forma de entender la vida con ritmo.
Fundada por Carlos Colorado en la década de los cincuenta, la agrupación fue bautizada por la colonia Santa Anita, pero su destino era más amplio que un barrio.
Lo que comenzó como un proyecto juvenil con ecos de las grandes orquestas cubanas, se transformó con el tiempo en una joya de la identidad musical mexicana.
No fue copia ni parodia: fue reinvención. Fue esencia popular hecha arte.
 
Un repertorio que no se olvida ni se aprende: se hereda
¿Quién no ha escuchado "La boa"? ¿Quién no ha bailado un danzón con "Perfume de gardenias"?
¿Quién no se ha sentido parte de una película en blanco y negro al oír "Luces de Nueva York"?
La Sonora Santanera no tiene "fans". Tiene devotos.
Es la música que suena cuando se celebra, pero también cuando se recuerda.
Todos tienen algo en común: un alma de pueblo, un aroma a nostalgia y un ritmo que no pregunta: simplemente te lleva.
 
La voz del pueblo con traje y moño
Una de las grandes virtudes de la Sonora Santanera ha sido su elegancia.
Jamás vulgar, jamás improvisada, siempre impecable.
Cada presentación es un ritual. Trajes de gala. Coreografías discretas. Sonrisa amplia.
Y un repertorio que no necesita pirotecnia ni pantallas LED: necesita corazón.
La Sonora no canta al amor idealizado de las telenovelas. Canta al amor que huele a sudor de pista de baile.
 

Un legado que no se quebró con el tiempo
Cuando Carlos Colorado murió en un accidente en 1986, muchos pensaron que la Sonora Santanera se acabaría.
Pero una orquesta de ese calibre no se apaga con una tragedia: se transforma, se adapta, resiste.
El nombre ha estado envuelto en batallas legales, escisiones, ramificaciones.
Pero el sonido original sigue vivo. Sigue latiendo. Sigue emocionando.
Porque la Sonora no es un grupo. Es una idea. Es una forma de sonar a México.
 
La prueba de que el tiempo también baila
Pasan los años, cambian los nombres, los escenarios, las modas.
Pero si hay algo que permanece, es esa sensación exacta que se tiene cuando suena la primera trompeta santanera.
Una mezcla de alegría, memoria, y orgullo.
Bailar con la Sonora Santanera no es seguir una coreografía. Es seguir una tradición.
Y pocas bandas nos lo han recordado como ellos.
 
Cierre con tumbao eterno
La Sonora Santanera no necesita aplausos. Los tiene.
No necesita defenderse del olvido. Jamás ha estado cerca de él.
Mientras haya una fiesta donde suene un danzón, una mujer que cierre los ojos al escuchar "Amor de cabaret".
O un niño que mueva los pies al ritmo de "Bomboro Quiña Quiña", la Sonora estará presente.
La Sonora Santanera no suena a pasado. Suena a lo que somos. Y eso... no se olvida jamás.

(By Notas de Libertad).

Popurrí a Pepe Bustos (Perfume de Gardenia, Congoja, La Sortija)

Si me Dejas de Amar

Amor de Cabaret (Con Rio Roma)

Ray Conniff: el arquitecto del sonido que susurra en armonía

Un ingeniero del alma que compuso sin alardes


Ray Conniff no era un cantante. Ni un rockstar. Ni siquiera un solista carismático. Era otra cosa: un arquitecto del sonido, un tejedor de armonías que sabían acariciar el alma sin necesidad de alzar la voz.
Nacido en Massachusetts en 1916, Conniff creció entre partituras y trombones.
Y aunque el mundo lo conoció en la era dorada del pop orquestal, su trabajo fue siempre distinto: él no interpretaba, diseñaba. No imponía, sugería. No gritaba, insinuaba.
En una época de grandes voces e imponentes presencias escénicas, Conniff apostó por otra ruta: la de las voces corales, los arreglos suaves, el equilibrio perfecto entre melodía y atmósfera.


La magia del sonido Conniff
Si uno cierra los ojos y escucha "Besame Mucho" en versión de Ray Conniff, es como si el mundo se volviera seda.

Si suenan sus arreglos de "Somewhere My Love", uno siente que las heridas se cierran con terciopelo.
La música de Conniff no está hecha para estallar. Está hecha para envolver.
Es la banda sonora de las sobremesas largas, de las tardes soleadas con café, de las parejas que ya no necesitan hablar para amarse.
Cada voz era instrumento. Cada nota, una pincelada de calma.
 
Popular sin escándalo, querido sin estridencias
Ray Conniff vendió millones de discos, llenó auditorios en todo el mundo y fue parte de las vidas de millones de familias.
Pero jamás fue perseguido por paparazzis, ni encabezó portadas por escándalos.
Fue un artista discreto con un talento estruendoso.
Donde muchos buscaban el aplauso inmediato, él buscaba la permanencia. Y la logró.
Porque la música de Conniff no ponía nervioso a nadie: al contrario, tranquilizaba.
 
Un estilo inconfundible que cruzó fronteras
Mientras otros artistas evolucionaban hacia el rock, el jazz progresivo o la música experimental, Conniff se mantuvo fiel a su estilo.
Y su estilo fue siempre el mismo: melodías reconocibles, arreglos armoniosos, voces blancas en equilibrio y un tempo que acariciaba sin empujar.
Era la música de los vinilos que nunca se rayaban.
De los padres que bailaban pegadito sin importar la edad. De las casas donde la ternura todavía tenía espacio.
Y en todos dejó la misma huella: suavidad, elegancia, ternura.
 
La voz invisible que todos escuchaban
Ray Conniff es de esos artistas cuya música se conoce antes que su rostro.

Muchos podrán no identificarlo en una fotografía, pero todos han oído alguna vez ese sonido dulce, envolvente, casi hipnótico que lo define.
En bodas, en funerales, en navidades, en otoños largos.
En tantos momentos en que lo que uno necesitaba no era una canción que gritara, sino una melodía que se acercara despacito.
Ray Conniff fue el consuelo de una generación. Y el eco delicado de muchas otras.
 
Cierre con gratitud melódica
Hoy, su legado sigue sonando. No con escándalo, sino con constancia.
No como moda retro, sino como refugio.
Porque hay días en que el mundo pesa, y lo único que uno necesita es poner un disco de Ray Conniff y dejarse ir.
Y en ese instante, todo se calma. Todo flota. Todo encuentra armonía.
Gracias, Ray Conniff. Por hacer del silencio algo hermoso. Y de la música, un hogar.

(By Notas de Libertad).

Aquarela Do Brasil

New York, New York

Sweet Caroline

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“Soldados de Salamina”

De: Javier Cercas

Resumen:  Soldados de Salamina: el relato del hombre que no disparó
 
Introducción general a la obra
"Soldados de Salamina",
escrita por el autor español Javier Cercas y publicada en 2001, se convirtió rápidamente en un referente de la narrativa contemporánea sobre la Guerra Civil Española.
A través de una estructura en tres partes, Cercas construye un relato que mezcla crónica periodística, novela de investigación, memoria histórica y reflexión personal.

El relato parte de un hecho real: la fallida ejecución del falangista Rafael Sánchez Mazas durante los últimos días de la Guerra Civil y su posterior huida y ocultamiento.
El libro no busca glorificar ni condenar, sino rescatar desde la literatura a los verdaderos protagonistas anónimos de la historia: aquellos que eligieron no disparar.
 
Primera parte: Los amigos del bosque
La historia comienza con el propio Javier Cercas como narrador, un escritor en crisis profesional que entrevista a figuras de segundo orden para sobrevivir en el medio periodístico.
Durante una de esas entrevistas, conoce a Rafael Sánchez Ferlosio, hijo del falangista Rafael Sánchez Mazas. Es en este momento donde descubre el episodio del fusilamiento fallido en el bosque.
Sánchez Mazas, uno de los fundadores ideológicos de la Falange, es capturado en enero de 1939 y llevado al bosque junto con otros prisioneros para ser fusilado. Todos mueren, excepto él, que escapa y se esconde entre la maleza.
Durante su huida, un miliciano republicano lo encuentra, pero sorprendentemente le perdona la vida y guarda silencio.
Este suceso provoca en el narrador una obsesión por encontrar al soldado desconocido que decidió no matar, y con ello, iniciar una búsqueda por comprender el valor y la humanidad en tiempos de barbarie.
 
Segunda parte: Soldados de Salamina
En esta sección se reconstruye la figura de Rafael Sánchez Mazas.
El narrador analiza su papel como intelectual y fundador de la Falange, su vida durante la guerra y su trayectoria posterior en el franquismo.
No es retratado como un héroe, sino como un personaje ambiguo, mediocre y beneficiado por las circunstancias.
Se relatan sus días escondido en el bosque y la ayuda que recibe de varios campesinos y exsoldados conocidos como "los amigos del bosque", quienes le proporcionan refugio y alimento.
El autor recurre a documentos históricos, entrevistas y archivos para reconstruir los hechos con precisión, pero sin sacrificar la narrativa novelada.
La figura del soldado republicano que perdonó a Sánchez Mazas crece en importancia y se convierte en el eje moral de la obra.
El narrador se convence de que este soldado representa una forma de heroísmo no celebrada: la decisión de no matar cuando se tiene la oportunidad de hacerlo.
 
Tercera parte: Cita en Stockton
 

El narrador viaja a Francia, específicamente a una residencia de ancianos en las afueras de Perpiñán, para entrevistar a Miralles, un excombatiente republicano español que luchó en la Guerra Civil y en la Segunda Guerra Mundial.
Cercas cree que Miralles podría ser el soldado que salvó a Sánchez Mazas.

Durante el encuentro, Miralles comparte su experiencia de vida, marcada por la guerra, el exilio y la resistencia.
Aunque nunca confirma ni niega haber sido el soldado en cuestión, su historia y su actitud hacen que Cercas vea en él la encarnación del héroe anónimo que ha guiado su investigación.
El desenlace no ofrece una confirmación histórica, pero sí una revelación humana: Miralles simboliza a todos los que lucharon, resistieron y mantuvieron su dignidad sin pedir reconocimiento.
 
Epílogo: memoria, compasión y literatura
En lugar de una solución cerrada, la novela ofrece una apertura hacia la reflexión.
La búsqueda del soldado termina siendo una búsqueda personal del narrador por entender el valor de la memoria, la compasión y la narrativa.
Cercas nos muestra que la literatura puede tener una función moral: dar voz a los que no la tuvieron, reconocer los actos que no fueron celebrados, y conservar la memoria de los que se perdieron en la historia.
El gesto del soldado republicano permanece sin nombre, pero su elección es lo que define la humanidad en la guerra.
En ese gesto mudo se resume el sentido profundo del libro: la posibilidad de redención en medio del desastre.
 
Cierre
“Soldados de Salamina” no es solo una novela sobre la Guerra Civil.
Es una meditación sobre el pasado, sobre el poder de la narrativa, y sobre la gente común que, sin saberlo, define el rumbo moral de la historia.
A través de su estilo sobrio, su estructura rigurosa y su pasión por lo humano, Javier Cercas nos entrega una de las obras más significativas de la literatura contemporánea en lengua española.
 
Sobre el autor: Javier Cercas: la literatura como espejo de lo que callamos
 

Un autor que no busca respuestas, sino las preguntas correctas
Javier Cercas nació en Ibahernando, Cáceres, en 1962. Aunque se crio en Girona, en Cataluña, su identidad literaria navega entre raíces profundas y preguntas abiertas.
Escritor, columnista, ensayista y profesor, Cercas no es un autor de novelas históricas, sino de historia interior.
Su obra, profundamente reflexiva, cruza las fronteras entre la ficción y la realidad, usando la narrativa como herramienta para escarbar en la conciencia individual y colectiva.
Estudió Filología Hispánica y es catedrático de literatura española en la Universidad de Girona.
Su primer reconocimiento llegó con *Soldados de Salamina* en 2001, pero su trayectoria previa y posterior lo ha consolidado como una de las voces más inquietantes y lúcidas de la literatura contemporánea en español.
 
El método Cercas: indagar sin manipular
Su estilo combina la honestidad del periodista, la sensibilidad del novelista y el rigor del historiador.
En lugar de reinventar el pasado, lo interroga; en vez de imponer versiones, propone miradas.
Cercas expone sus dudas, se coloca dentro de sus libros como personaje-narrador, y convierte su vulnerabilidad en credibilidad.
Ha sido especialmente reconocido por su capacidad de escribir obras que no sólo narran hechos, sino que los examinan desde múltiples ángulos éticos y humanos.
En su universo literario, un gesto anónimo puede tener más valor que cien discursos políticos.
 
Temas que cruzan toda su obra
Aunque sus novelas varían en ambientación y estructura, hay constantes en su narrativa: la memoria, el poder, la traición, la cobardía y la compasión.
Obras como “El impostor”, “Anatomía de un instante” y “Independencia” abordan desde ángulos distintos la tensión entre lo privado y lo público.
También exploran la tensión entre lo heroico y lo humano, entre lo que se narra y lo que se omite.
Cercas tiene la habilidad de narrar un hecho puntual y convertirlo en reflexión nacional.
Con frecuencia vuelve al terreno de la Guerra Civil Española, no para sentar cátedra, sino para volver a preguntar: ¿qué harías tú si estuvieras allí?
 
Un intelectual comprometido con su tiempo
Además de su labor narrativa, Javier Cercas ha mantenido una presencia constante en el debate público a través de sus columnas en “El País”.
No escribe desde la torre de marfil, sino desde la plaza pública.

Opina, se equivoca, se corrige, insiste. Cree en el debate como forma de salud democrática.
Cree también en la literatura como herramienta de memoria y disidencia.
Ha recibido numerosos reconocimientos, como el Premio Nacional de Narrativa, el Premio Francisco Cerecedo de Periodismo y el Premio Planeta.
 
Un autor que nos invita a mirar de nuevo
Leer a Javier Cercas no es sencillo. No porque su prosa sea oscura, sino porque nos obliga a mirar de frente lo que preferimos dejar en sombra.
Es un autor que se niega a escribir panfletos. Que incomoda a los bandos.
Que se niega a resolver lo irresoluble, pero aún así escribe con la convicción de que la literatura puede ayudarnos a entender mejor nuestro tiempo.
Javier Cercas escribe para que no olvidemos. Para que dudemos. Para que no dejemos de preguntar.
 
(By Notas de Libertad).

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105 campañas que me enseñaron lo que no viene en los manuales

Porque la política real se aprende en la calle, no en los libros.
 
105 campañas después: lo que solo se aprende metiéndote hasta el corazón del lodo

Hay cosas que no te enseña ni el mejor consultor, ni el manual de estrategia, ni el curso más caro de storytelling político. Hay cosas que sólo se aprenden cuando ya viste a un candidato llorar antes del primer mitin, cuando te quedaste solo imprimiendo volantes a las tres de la mañana, cuando recorriste una colonia donde no te esperaban, pero te abrieron la puerta igual.



 

Yo no vengo a presumir cifras, pero sí vengo a compartir lo que he vivido en más de quinientas campañas. Lo que sólo se aprende desde el otro lado del templete. Desde el polvo, la traición, la sorpresa, la derrota y, a veces, la victoria.

Estas no son reglas. Son cicatrices.

Y también, algunas de las pocas verdades que valen la pena repetir.

Del 1 al 15: Las campañas se ganan (o se pierden) antes de arrancar
 
1. No hay candidato pequeño si tiene convicción. 
He visto a desconocidos dar la pelea contra gigantes. La clave no está en el apellido, sino en la verdad que transmiten.
2. El error más común es empezar tarde. 
Hay quien cree que la campaña empieza el día del registro. No. Empieza desde la primera conversación donde decides participar.
3. Elegir mal al coordinador te puede costar la elección. 
Más vale alguien leal que alguien brillante. El ego de un mal coordinador puede hundir a un buen candidato.
4. El que planea con mapas, pierde con miedo. 
La estrategia no está en la computadora. Está en la calle. En el polvo. En la gente.
5. Nunca empieces sin saber cuánto puedes gastar. 
Las campañas no se sostienen con deseos. Se sostienen con presupuestos reales y planes claros.
6. El primer mensaje define la ruta. 
Si no sabes cómo te vas a presentar, ya empezaste mal. Cada palabra pesa. Cada imagen importa.
7. El primer equipo que armas es el que más te marca. 
Aquellos que te dijeron "aquí estamos" cuando nadie creía, son los que nunca se olvidan.
8. El peor error: confiar en estructuras prometidas. 
Si te dicen que ya está armado, duda. Si no lo ves con tus ojos, no existe.
9. La casa de campaña refleja el alma del proyecto. 
Si huele a tensión, así será la campaña. Si huele a comunidad, tienes esperanza.
10. Cuidado con quien llega a ofrecer millones. 

Muchas campañas se descarrilaron por confiar en el que traía portafolio... y vació la caja.
11. No prometas alianzas que no existen. 
Decir "nos apoya fulano" sin que sea cierto puede volverse tu peor escándalo.
12. Siempre haz una primera gira privada. 
Conoce el territorio sin prensa, sin actos, sin parafernalia. Ahí está la verdad.
13. Define tu enemigo temprano. 
No siempre es el otro candidato. A veces es la desconfianza, la indiferencia o el miedo.
14. No arranques sin tener con qué cerrar. 
Piensa desde ya en el final: ¿qué imagen quieres dejar? Si no sabes eso, vas en piloto automático.
15. El mejor combustible: el por qué. 
Si no sabes por qué estás en esto, cualquier derrota te rompe. Y hasta la victoria se vacía.
 
 
Del 16 al 30: Lo que un buen candidato nunca olvida (ni finge)
 

16. La gente olvida lo que dijiste, pero no lo que les hiciste sentir. 
Si no conectas desde el corazón, puedes tener el mejor discurso del mundo y seguir vacío.
17. El peor error en un mitin es hablarle a los tuyos como si fueran extraños. 
No hay nada más frío que un discurso de memoria. No hay nada más poderoso que hablar con verdad.
18. Quien sube al templete con miedo, baja olvidado. 
Se nota cuando alguien no cree en sí mismo. El público lo percibe antes que el adversario.
19. Las manos hablan. Las miradas ganan votos. 
Aprendí a observar los rostros que escuchan. Cuando se iluminan, sabes que llegaste.
20. No todos los abrazos son votos, pero todos los votos necesitan un abrazo. 
El contacto humano sigue siendo el arma más poderosa en política.
21. Si prometes lo imposible, pierdes respeto aunque ganes aplausos. 
La verdad también se aplaude, si se dice con pasión y sin miedo.
22. Un buen candidato escucha más de lo que habla. 
Y luego responde con lo que aprendió. Eso marca la diferencia.
23. Si no recorres el territorio con humildad, nadie te recuerda con gratitud. 
Hay quien saluda como si hiciera un favor. Y hay quien agradece que lo escuchen. Ahí está la diferencia.
24. Quien trata mal a su equipo, también tratará mal al pueblo. 
La soberbia no se disimula. Se nota en el tono, en el trato, en el rostro.
25. En cada campaña hay un niño que te deja callado. 
Y una mujer que te exige de frente. Y un abuelo que te da la bendición. Esos momentos no se olvidan.
26. No uses frases robadas. Usa tu historia. 
A la gente le duele lo que es real. No necesita más frases hechas.
27. Habla como hablas. No como quieres sonar. 
El que fuerza el tono pierde alma. El que habla desde su acento, conquista.
28. Quien llega a convencer con gritos, se va en silencio. 
La pasión es firmeza, no volumen. Es convicción, no escándalo.
29. El miedo se nota en los pies. 
He visto candidatos temblar justo antes de subir al templete. Pero también los he visto respirar hondo, y comerse el mundo.
30. Un buen candidato no vende soluciones. Inspira decisiones. 
Porque al final, una campaña no se trata de ganar cargos, sino de mover corazones.
 
 
Del 31 al 45: La campaña detrás del telón: lo que pasa cuando nadie ve
 
31. La verdadera campaña empieza cuando se apagan las cámaras. 
Es ahí donde se mide el carácter, no el carisma. Donde se ve quién resuelve y quién desaparece.
32. La logística no emociona, pero sin ella no llegas. 
Una camioneta descompuesta puede arruinar un día entero. La operación es lo que sostiene el discurso.
33. El que madruga a veces duerme en el volante. 
Hay días de 18 horas y noches de 2. Si no hay cuidado del cuerpo y la mente, no hay campaña que aguante.
34. Los pleitos internos desgastan más que los ataques del rival. 
La campaña debe ser un frente unido. Los jaloneos internos agotan, dividen, frenan.
35. Nadie gana solo: el éxito tiene mil manos. 
Desde el chofer hasta el del sonido, todos empujan el mismo carro. Si uno falla, se tambalea todo.
36. A veces un café resuelve más que un discurso. 
Sentarte a escuchar al que carga, al que volantea, al que acomoda sillas, te aterriza y te da rumbo.
37. El WhatsApp también es campo de batalla. 
Los grupos internos, los rumores digitales, las cadenas malintencionadas... todo puede incendiarse desde ahí.
38. Cada municipio tiene sus propias reglas no escritas. 
Lo que funciona en una plaza, fracasa en otra. Hay que leer el clima social, no solo los datos.
39. El cansancio te vuelve torpe. La presión te vuelve frágil. 
Por eso hay que tener a alguien que te diga cuándo parar, respirar, recomenzar.
40. A veces se gana perdiendo un debate. 
Porque mostrarse humano, reconocer un error o mantener la calma ante la ofensa, también conquista.
41. Hay quienes brillan frente a la cámara y apagan todo tras bambalinas. 
La congruencia se nota más en el descanso que en el templete.
42. El miedo al ridículo es el peor enemigo de la autenticidad. 
Si no puedes reírte de ti mismo, el electorado tampoco podrá confiar en ti.
43. El papel de la familia no es menor. 
Quien lleva paz a casa, lleva fuerza al escenario. Y quien lleva conflicto, lo arrastra a todas partes.
44. Lo que se dice en voz baja puede tronar una campaña. 
Chismes, malentendidos, dobles mensajes... todo lo pequeño crece si no se enfrenta a tiempo.
45. A veces, la victoria empieza en el silencio de una madrugada sin aplausos. 
Es ahí donde decides seguir, aunque estés roto. Donde sabes que aún sin reflectores, vale la pena seguir adelante.
 
 
Del 46 al 60: Lo que pasa cuando la campaña ya te cambió (y no puedes volver atrás)
 
46. Una campaña bien vivida no te deja igual. 
Hay algo que se rompe o que nace en ti. A veces duele. A veces salva.
47. Cuando ves llorar al equipo, entiendes que ya son familia. 
No hay nada más poderoso que sentir que todos luchan por lo mismo, desde el alma.
48. Un candidato que ya sintió la derrota, camina distinto. 
La humildad no se finge. Se arrastra en la voz, en el paso, en la mirada.
49. Ganar con soberbia es perder sin saberlo. 
Hay victorias que son tan tóxicas como una derrota mal asumida.
50. El cansancio emocional es más fuerte que el físico. 
Lidiar con odios, con presiones, con el miedo al fracaso, pesa más que las giras.
51. Tu relación con el silencio cambia para siempre. 
Después de una campaña, aprendes a valorar la pausa. El momento sin ruido. La mirada sin presión.
52. Descubres quién eras cuando nadie te veía. 
Las campañas sacan lo mejor y lo peor. Y te ponen frente al espejo sin disfraz.
53. Hay derrotas que te enseñan más que cien triunfos. 
Porque cuando te quitan todo, sabes con quién cuentas, quién eras y qué sigue.
54. A veces, ganar no es llegar, sino resistir. 
Y a veces, perder no es fracasar, sino aprender a soltar.
55. Cada campaña te deja una herida y una lección. 
Y algunas tardan años en entenderse. Pero llegan.
56. No hay retiro total de la política: te queda en la piel. 
Una vez que viste lo que viste, no puedes desverlo. Ni dejar de sentirlo.
57. Tu voz cambia. Tu forma de escuchar, también. 
Después de una campaña, entiendes mejor el dolor ajeno. Te vuelves más real.
58. La política bien vivida te obliga a crecer. 
A dejar de fingir. A saber cuándo callar y cuándo gritar.
59. Los verdaderos aliados no se van con la elección. 
Se quedan cuando todos los reflectores se apagan.
60. Un día entiendes que lo hiciste por algo más que ganar. 
Y ese día, aunque hayas perdido, sabes que valió la pena.
 
 
Del 61 al 75: Los aliados, los traidores y los que se esfuman al final
 
61. Quien te acompaña en campaña, te define más que tu discurso. 
La gente no solo te escucha, te observa. Y ve quién camina a tu lado.
62. Hay amigos que solo aparecen cuando hay publicidad. 
Y desaparecen cuando hay crítica. Esos no son aliados, son decorado.
63. El traidor no siempre se va. A veces se queda a aplaudirte. 
Y cuando menos lo esperas, te clava el colmillo desde adentro.
64. El aliado que te dice la verdad, aunque duela, vale oro. 
Los que solo aplauden no sirven. Los que te confrontan con cariño, te salvan.
65. Los que dan sin pedir reflectores son los que más construyen. 
Muchos trabajan solo si hay crédito. Los buenos, aunque nadie los vea.
66. No confundas cercanía con lealtad. 
Hay quienes te abrazan solo para salir en la foto.
67. El verdadero aliado no te exige, te respalda. 
Y cuando puede, hasta te defiende en tu ausencia.
68. El que te busca solo en la crisis, muchas veces ya ayudó a provocarla
No todos los salvadores llegan de buena fe.
69. Los que no entienden de límites terminan siendo un riesgo. 
Porque en política también se invade, se impone y se estorba.
70. A veces el mejor apoyo es el que no estorba. 
No todos pueden ser protagonistas. Hay quien ayuda más callado.
71. Los que te restan energía, no deben estar cerca del templete. 
Hay personas que solo saben drenar y complicar. También hay que alejarse.
72. El equipo también se limpia. 
A veces con dolor, hay que cortar lo que contamina.
73. El operador que solo habla de sí mismo, termina operando en tu contra. 
Los protagonismos desmedidos arruinan más campañas que la oposición.
74. La familia del candidato también necesita un respiro. 
Porque ellos llevan otro tipo de presión, más silenciosa y más pesada.
75. Hay quienes solo están contigo para ver si ganas. 
Y si no ganas, se van con el que sigue. Así de simple.
 
 
Del 76 al 90: Cuando el resultado ya llegó y tú sigues despierto
 
76. Después del conteo, empieza el verdadero insomnio. 
Porque el cuerpo descansa, pero la mente no para. Te repites cada decisión, cada palabra, cada omisión.
77. No hay silencio más pesado que el de la madrugada tras la elección. 
Esa noche nadie llama, nadie ríe, nadie canta. Solo estás tú y lo que hiciste.
78. El éxito te llena de abrazos. La derrota, de lecciones. 
Y si sabes leerlas, ninguna campaña fue en vano.
79. La euforia también asusta. 
Porque ahora hay que cumplir. Porque ahora te toca sostener lo que prometiste.
80. Ganar te exige más que competir. 
Porque gobernar, legislar o liderar es otra guerra. Más lenta, más difícil, más solitaria.
81. Hay lágrimas que no entienden de resultados. 
He visto a ganadores llorar como si hubieran perdido, y a perdedores sonreír por lo vivido.
82. Los que celebran solo con copas, no entienden la política. 
La victoria no es solo fiesta. Es responsabilidad. Es memoria. Es compromiso.
83. Nadie habla del vacío que deja el cierre de campaña. 
De pronto se acaba el ruido, las giras, las noches en vela. Y hay que volver a uno mismo.
84. Hay gente que solo estaba para la campaña. 
Y cuando termina, se van. Sin despedirse. Sin explicar. Solo desaparecen.
85. El celular deja de sonar. Y eso también duele. 
La soledad post electoral enseña quién te quería o solo te necesitaba.
86. A veces hay que perder para recuperar la paz. 
Y a veces hay que ganar para entender que no era lo que esperabas.
87. La derrota que se asume con dignidad se vuelve fuerza. 
Es semilla para otra batalla, otro intento, otro camino.
88. Hay abrazos que solo se dan en la derrota. 
Son los más sinceros. Los que vienen sin cámaras, sin medios, sin obligación.
89. La victoria no te hace mejor. Solo te exhibe más. 
Y si no estás preparado, te quema. Y si lo estás, te transforma.
90. La política no se acaba con el resultado. 
Porque las causas siguen. Y el alma también.
 
 
Del 91 al 105: Lo que se queda contigo, aunque nadie lo vea
 
91. El polvo del camino no se quita con la victoria. 
Se queda en los zapatos, en la memoria, en la forma en que miras la calle.
92. Hay rostros que no olvidas aunque pasen los años. 
El de esa señora que te bendijo. El del niño que te abrazó. El del joven que te reclamó llorando.
93. Cada campaña deja una historia que nunca contaste. 
Una promesa no cumplida. Una ayuda que no llegó. Una traición que callaste.
94. No siempre gana el mejor. 
Y eso enseña humildad. Y también rebeldía.
95. Los mapas del poder no son los del afecto. 
Puedes ganar un distrito y perder el respeto de tu equipo. O viceversa.
96. Hay silencios que te siguen a casa. 
Y no hay aplauso que los opaque.
97. Tu cuerpo recuerda lo que la mente quiere olvidar. 
Esa madrugada sin dormir. Ese enojo tragado. Esa lágrima contenida.
98. Las campañas te enseñan a escuchar con el alma. 
Porque hay dolores que no se curan con discursos.
99. El poder no es el cargo, es la capacidad de transformar. 
Y eso empieza desde antes de ganar.
100. La dignidad nunca debe ponerse en juego, ni siquiera por una elección. 
Lo que salvas de ti mismo, vale más que cualquier curul.
101. A veces el triunfo es no haberte vendido. 
Aunque pierdas.
102. Los aplausos se apagan. El respeto permanece
Y no se construye en mítines, sino en gestos reales.
103. Lo que hiciste por otros, sin que se supiera, es lo que te sostiene cuando todo se va. 
Esa es la política de verdad.
104. Después de tantas campañas, aprendes que no hay victoria más grande que seguir siendo tú. 
Con las manos limpias, el paso firme y el corazón despierto.
105. Si lo volverías a hacer, a pesar de todo, entonces fue verdadero. 
Y si fue verdadero, ya ganaste.
 
Donde termina la campaña, empieza la verdad

 
No importa cuántas campañas hayas vivido: siempre hay una que te cambió más que las demás.
Una que te dejó sin voz, o te la devolvió.
Una que te enseñó lo que no viene en los libros, lo que no se presume en redes, lo que solo sabe quien camina con el alma rota y la frente en alto.
105 campañas después no es un número. Es una confesión.
Es el retrato de una vida entre templetes, gritos, silencios, traiciones y abrazos.
Es también un homenaje a los que nunca salieron en la foto, pero sostuvieron la historia.

Y si al leer alguna de estas líneas te encontraste a ti mismo o a alguien que conociste en el camino…
entonces esta serie ya cumplió su propósito.
Porque hay batallas que no aparecen en las urnas.
Pero siguen latiendo dentro.
 
(By Notas de Libertad).

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