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  • Foto del escritorLa Noticia al Punto

Los populistas y el crimen del aborto. Por vigía de la libertad

En colaboraciones anteriores hemos descrito como los totalitarios populistas emanados del pensamiento marxista leninista no tienen ningún límite ético en lo que se refiere a la vida de las personas con tal de mantenerse en el poder. Así, Hitler mando a los hornos de los campos de concentración a millones de judíos por que “no eran de la raza superior” que el enarbolaba. Lenin y Stalin masacraron igualmente a millones de rusos que nos estaban de acuerdos con sus ideas e hicieron “limpieza étnica” con decenas de pueblos por su afán de hegemonía. Es el caso de la Cuba castrista, de la Venezuela Chavista y de la Nicaragua Sandinista donde solo sobrevive el que se ajusta a su forma de pensar, por más estúpidas o incongruentes que sean sus decisiones. Los regímenes absolutistas así son, y ahora asoma más que nunca su cobardía al impulsar la “agenda de género” y modificar sus leyes para legalizar el crimen del aborto. Es el caso de la ya tristemente célebre historia reciente de Argentina donde se acaba de aprobar este genocidio. Y, oh sorpresa, ahora una ocurrencia más del inquilino del Palacio Nacional en México: Hacer una encuesta para ver si la gente “quiere el aborto”; como si el derecho fundamental de todo ser humano pudiera ponerse al contentillo mayoritario a través de encuestas patito. En el fondo, lo que debe quedar claro es que matar un bebe en el seno de su madre, ya sea que tenga un día o nueve meses es un crimen con alevosía, ventaja y traición. La forma de entenderlo es simple y natural. La vida de todo ser humano inicia en la concepción cuando se une el óvulo femenino con el espermatozoide masculino, ahí, ya es más que un conjunto de células, es una vida nueva. No es una parte del cuerpo de la madre, como podría ser un padrastro, el apéndice o cualquier órgano, es una persona humana, como usted o como yo, en proceso de gestación y que solo dependerá de el tiempo, la independencia de su vida y el nombre que técnicamente se le dará: Mórula, cigoto, feto, bebe, niño o niña, adolescente, adulto o adulto mayor. En el orden emocional, cada familia le da sus propios nombres: bebito, mi amor, cachito, corazón y también le pone su nombre propio… y su apellido. Que quede claro, no hay un momento “mágico” en el que pase de ser “una cosa” a un “ser humano”. No hay diferencia en su calidad de ser, a las 11 semanas, a las 12, a las 14 o a las 35 semanas, una antes de nacer. Ninguna abortista o pseudocientífico ha explicado en que momento, bajo que circunstancia o a través de que hecho se da esa “transformación milagrosa”. Los ecologistas defienden a los huevos de tortuga, ¿será que no son tortugas hasta que eclosionan? La respuesta es contundente, por que esa perspectiva de ver a un grupo de células sin vida propia, sin valor; esta solamente en su mente; a eso se llama ideología; sin fundamento, sin el menor sentido común, por el puro gusto totalitario y egoísta de imponer su pretendido razonamiento. Estoy seguro que a ninguna de las que detentan esta aberrante postura, como la Malu Micher, la Estefanía Veloz o la marihuana de Jesúsa Rodriguez le hubiera gustado que su madre se las aplicara. Ellas y sus comparsas de la ideología de género desean imponer esta ley sin ninguna base científica e incluso inventan que es prioritario y de salud pública atender este problema. Así, presentan cifras de millones de abortos clandestinos completamente falsos (por el solo hecho de ser clandestinos no hay ningún registro que sucedan) o de miles de mujeres que murieron por malas prácticas insalubres al provocarse el aborto (falso, no hay tal dato, su misma fuente del Instituto Guttmacher, apéndice de Planned Parethood, inventa las cifras). Hay un gigantesco negocio alrededor del aborto y la utilización posterior de los bebes, ampliamente demostrado. Existen decenas de enfermedades mas letales y de mayor incidencia que deberían tener nuestra atención. Y aun así, si su objetivo fuera salvar vidas, por que decidir condenar a ese asesinato obscuro y silencioso a millones de bebes en el vientre materno, que hoy quieren hacer legal y pagado por nuestros impuestos, solo por que el feto no puede gritar o defenderse. Que derecho tienen ellas y ellos sobre la vida de un ser humano, por que unos jueces, unos legisladores o una encuestita lo dice. Los genocidas Hitler, Stalin y Castro no han muerto, viven en cada promotora de la legislación abortista y tristemente, en cada niña o mujer militante de pañuelo verde. En algún momento de su existencia, cada asesinado se encargará de recordárselos.


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