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Lluvias que deprimen: el clima desploma la productividad en México hasta 16%

  • Foto del escritor: La Noticia al Punto
    La Noticia al Punto
  • 24 jul
  • 3 Min. de lectura

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La temporada de lluvias no solo moja las calles ni colapsa el tráfico: también tiene un impacto directo en la salud mental y el rendimiento laboral de millones de trabajadores mexicanos. De acuerdo con un informe reciente del Banco Mundial, el estrés, la ansiedad, los retrasos y hasta la depresión provocados por las lluvias intensas han derrumbado la productividad hasta un 16% en el país.

El estudio señala que el ausentismo, los apagones, los embotellamientos y las afectaciones emocionales están costando caro a las empresas mexicanas. A esto se suman los efectos del clima sobre el estado de ánimo de los trabajadores, quienes no solo deben enfrentarse a la jornada laboral, sino también a un entorno que atenta contra su estabilidad emocional.

La salud mental, en alerta por las lluvias

Lina Vanegas, directora de Marketing de Betterfly México —una plataforma especializada en salud y seguros— advirtió que el 68% de los trabajadores mexicanos reconocen que su rendimiento laboral se ve directamente afectado por las condiciones climáticas extremas, como las lluvias intensas.

“El colaborador, sobre todo el que tiene que ir a la oficina, pierde demasiado tiempo en el tráfico, transporte y traslados; eso genera estrés, ausentismo y falta de productividad”, explicó la especialista.

Aunado a ello, datos del INEGI confirman que más de seis de cada 10 personas en México (68%) no realizan suficiente actividad física, lo que los hace más susceptibles al estrés, la irritabilidad y la pérdida de motivación cuando enfrentan obstáculos como inundaciones o largas horas atrapados en el tráfico bajo la lluvia.

Las mujeres, las más vulnerables

Aunque el impacto de las lluvias afecta a hombres y mujeres por igual, Vanegas subraya que ellas enfrentan una carga mayor. Muchas mujeres, además de cumplir con su jornada laboral, deben hacerse cargo del hogar, los hijos y otras responsabilidades familiares. Esto las hace más propensas a sufrir las consecuencias emocionales de la temporada.

“Las mujeres tienden a ser un poquito más afectadas, en el sentido de que tienen la responsabilidad de cuidar a los niños o hacer la comida; entonces, además de perder mucho más tiempo en traslados y no hacer ejercicio, tienen todas las labores de la casa encima y, probablemente, haya un mayor impacto”, apuntó.

Señales de que el clima ya te está afectando

El estrés climático es real. Aquí algunas señales de alerta para identificar si las lluvias ya están cobrando factura en tu bienestar:

  • Cansancio sin causa aparente.

  • Dificultad para dormir o insomnio.

  • Irritabilidad o tristeza constante.

  • Mayor frecuencia de resfriados o infecciones respiratorias.

  • Falta de motivación para ir al trabajo o regresar a casa.

  • Aumento de la ansiedad al escuchar que comienza a llover.

Además, la falta de comunicación entre empleados y empleadores sobre este tipo de malestares sigue siendo un obstáculo. “La gente no levanta la mano por miedo a ser juzgada. Se necesita más empatía desde Recursos Humanos y políticas que permitan hablar de salud mental sin temor”, destacó Vanegas.

Pérdidas económicas millonarias

El costo económico del estrés y la falta de sueño causada por las lluvias es abrumador. Según el Foro Económico Mundial, las alteraciones en el descanso por eventos climáticos extremos pueden costar hasta el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) de un país. En el caso de México, eso representa una pérdida estimada de 159 mil millones de pesos anuales.

¿Qué se puede hacer?

Expertos recomiendan impulsar estrategias de bienestar laboral, programas de salud emocional, opciones de trabajo híbrido o remoto en temporada de lluvias, y abrir canales de comunicación efectivos entre los trabajadores y las áreas de recursos humanos.

También es fundamental promover la actividad física y una vida saludable para mitigar los efectos del clima en la salud mental. Las lluvias no se pueden evitar, pero sí se puede construir un entorno laboral que no se inunde de estrés ni ansiedad cada vez que cae el primer trueno.

Por Salvador Sánchez.


 
 
 

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