El llanto eterno: la verdadera historia detrás de La Llorona
- La Noticia al Punto 
- hace 10 horas
- 2 Min. de lectura

“¡Ay, mis hijos!”. El lamento que estremece a quienes aseguran haberlo escuchado en calles solitarias, orillas de ríos o callejones antiguos sigue siendo parte del imaginario colectivo mexicano. Pero ¿quién fue realmente La Llorona, la figura espectral más famosa del país? Su historia, tejida entre el mito, la leyenda y la historia, continúa atormentando las noches de México.
Un eco del pasado prehispánico
Antes de la llegada de los españoles, los mexicas ya hablaban de una mujer que lloraba por sus hijos. En los presagios de la caída de Tenochtitlán, el cronista fray Bernardino de Sahagún registró la visión de una figura femenina que vagaba por los canales gritando: “¡Hijitos míos, ya tenemos que irnos lejos!”. Muchos historiadores la consideran una representación de la diosa Cihuacóatl, madre de los mexicas y protectora de las mujeres que morían en el parto.
Esa figura prehispánica, vinculada al dolor materno y al destino trágico del pueblo mexica, fue transformándose con el tiempo hasta fundirse con los relatos coloniales.
El mito colonial: amor, traición y castigo eterno
Durante la época virreinal, la leyenda adquirió tintes cristianos. Se contaba la historia de una mujer indígena que se enamoró de un caballero español, con quien tuvo varios hijos. Cuando él la abandonó para casarse con una dama de su clase, la mujer, cegada por el dolor, mató a sus propios hijos y después se suicidó. Desde entonces, su alma quedó condenada a vagar eternamente, llorando por ellos.
Este relato, con variaciones en cada región del país, simboliza la culpa, el arrepentimiento y la ruptura cultural entre el mundo indígena y el europeo. Para algunos, La Llorona encarna el sufrimiento de la mujer mestiza; para otros, es la metáfora de una nación que llora por sus raíces perdidas.
De leyenda oral a símbolo nacional
Con el paso de los siglos, La Llorona trascendió fronteras. Su historia ha sido adaptada en literatura, música, cine y televisión, desde las películas de terror mexicanas de los años 30 hasta producciones internacionales de Hollywood. Sin embargo, en México, sigue siendo una presencia viva.
En pueblos de Veracruz, Oaxaca, Hidalgo y la Ciudad de México, aún se cuentan historias recientes de apariciones cerca de ríos, presas o caminos solitarios. Quienes aseguran haberla visto describen su figura vestida de blanco, su rostro oculto y su lamento desgarrador que, dicen, “si lo escuchas lejos, está cerca; y si lo oyes cerca, ya estás perdido”.
Un espejo del alma mexicana
Más que una simple historia de miedo, La Llorona refleja los miedos y culpas de una sociedad marcada por el dolor y la pérdida. Es madre y víctima, símbolo de amor y condena, de fe y castigo. Su llanto, transmitido de generación en generación, sigue recordando a los mexicanos que el pasado nunca muere del todo… solo cambia de forma y se oculta entre las sombras.
Porque cada vez que alguien escucha el eco de ese lamento nocturno, vuelve a surgir la misma pregunta:¿Fue un espíritu… o la conciencia de un país que aún no ha dejado de llorar?.
Por Diana Ochoa









Comentarios