De local solo en el papel: el Tri prefiere USA tras rechazo en Torreón
- La Noticia al Punto

- hace 7 horas
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La Selección Mexicana de Fútbol vivió un episodio que difícilmente olvidará la noche del sábado 15 de noviembre en el Estadio Corona (TSM) de Torreón, Coahuila.En un amistoso ante Selección de Uruguay que terminó con empate a cero goles, la afición local no sólo se mostró insatisfecha por el poco brillo ofensivo del equipo, sino que convirtió el recinto en un escenario hostil para sus propios jugadores.

Dominio sin ideas
El partido arrancó con dominio tricolor, pero la elaboración ofensiva brilló por su ausencia: sin profundidad, sin puntería, sin alternativas claras para romper el muro uruguayo. El resultado: un gris 0-0 que dejó más preguntas que respuestas.
Un portero, una grada indignada
La gota que, para muchos, derramó el vaso fue la titularidad de Raúl Rangel en lugar de Carlos Acevedo, arquero de la casa que la afición esperaba ver bajo los tres postes. Esa decisión encendió los ánimos de la tribuna, que no perdonó al portero y al cuerpo técnico.
La afición explota, los jugadores también
Al culminar el duelo, estallaron las críticas. El delantero Raúl Jiménez no se contuvo: “Lo que deja triste es jugar de local y que te abucheen… tal vez por eso siempre nos llevan a Estados Unidos”, declaró. Por su parte, el capitán Edson Álvarez caminaba visiblemente molesto por los pasillos del estadio y soltó, con ironía: “Qué lindo es estar en casa”, ante el manto de silbidos que lo acompañó.
¿Regreso cancelado a Torreón?
El malestar interno va más allá del vestidor. Medios como Mediotiempo reportan que directivos y jugadores consideran no regresar por un buen tiempo al recinto lagunero. Uno de los comentarios filtrados: “No valen madre, yo por mí no volvía nunca a este pinche estadio”.
Próxima parada: San Antonio
La Selección tendrá una nueva oportunidad de reconciliarse con su público este martes en San Antonio, Texas. Un espacio donde, aseguran los involucrados, “sí suelen arroparnos”. Será un momento clave para olvidar la jornada de Torreón y demostrar que, cuando juega “en casa”, la camiseta merece algo más que abucheos.
En resumen: lo que debería haber sido una noche de apoyo al equipo, terminó siendo una especie de boomerang para la Selección mexicana. Silbidos, malestar interno y un gesto más de desconexión entre el equipo y su afición. Queda por ver si en Estados Unidos logran cerrar esta brecha antes de embarcarse rumbo al mundial.
Por Omar Carmona








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