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Trump y Putin, cara a cara en Alaska: una cumbre con metas opuestas y riesgos calculados

  • Foto del escritor: La Noticia al Punto
    La Noticia al Punto
  • 15 ago
  • 2 Min. de lectura

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario ruso, Vladimir Putin, medirán el éxito de su inminente cumbre en Alaska de formas muy distintas, aun cuando ambos ya barajan la posibilidad de un segundo encuentro.


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Para Trump, cualquier alto el fuego en Ucrania representaría un logro central. Para Putin, en cambio, el simple hecho de reunirse en suelo estadounidense, y sin concesiones sobre la guerra, ya supone una victoria política y diplomática.


Este viernes 15 de agosto, los líderes llegarán a Anchorage para su primera cita desde Helsinki en 2018. El encuentro se celebrará en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, un escenario simbólicamente potente que, de entrada, ayuda a Putin a romper parte del aislamiento internacional que enfrenta desde que invadió Ucrania en 2022, la mayor guerra en Europa en ocho décadas.


Trump, quien ha construido parte de su narrativa política en torno a ser “el único capaz de poner fin al conflicto”, matizó antes de partir que no intervendrá directamente en las decisiones ucranianas, aunque dejó abierta la posibilidad de que Kiev reciba garantías de seguridad de Occidente o incluso acceda a intercambiar territorio con Rusia. “No estoy aquí para negociar por Ucrania. Estoy aquí para sentarlos a la mesa”, subrayó.


La reunión, que la Casa Blanca califica como “un ejercicio de escucha”, implica riesgos para el republicano, por lo que ha optado por moderar expectativas. El propio Trump la describió como una “reunión de tanteo”, adelantando que una eventual segunda cumbre podría incluir al presidente ucraniano Volodímir Zelenski y a líderes europeos.


El Kremlin, por su parte, ya invitó a Trump a visitar Rusia, reforzando la imagen de un canal directo entre ambos mandatarios. Analistas como Richard Haass advierten que Moscú ve las negociaciones como una herramienta para debilitar a Ucrania y erosionar su independencia, más que como un sustituto de sus objetivos militares.


El nuevo enfoque, según fuentes cercanas, le otorgará a Trump libertad para improvisar, guiándose por su instinto y apostando por la diplomacia personal en lugar de procesos burocráticos formales, un estilo que ya ha marcado su relación con líderes internacionales.

Por Toño Hernández




 
 
 

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