El Pico de Orizaba, la majestuosa cumbre que se alza como el punto más alto de México, ha sido testigo de una tragedia que ha conmocionado a todos los amantes de la montaña. En un intento por alcanzar su imponente cima, un grupo de alpinistas se vio envuelto en un accidente que cobró la vida de cuatro valientes aventureros. Este desafortunado suceso fue reportado por Protección Civil del Estado de Puebla el domingo 20 de agosto, una tarde que quedará marcada por siempre en la historia de esta montaña icónica.
El primer informe emitido por Protección Civil señalaba que tres personas habían sufrido un trágico accidente mientras ascendían al Citlaltépetl, ubicado en el municipio de Atzitzintla, en la cara sur del volcán. En ese momento, la incertidumbre rodeaba el estado de uno de los alpinistas. Sin embargo, a medida que avanzaron las horas, la noticia se tornó aún más sombría. Las actualizaciones posteriores confirmaron que lamentablemente, dos personas perdieron la vida en este desafortunado incidente.
El personal de rescate en montaña y la Cruz Roja fueron movilizados para llevar a cabo la recuperación de los cuerpos y su posterior descenso. Este esfuerzo de rescate se mantuvo en curso mientras se buscaba a la tercera persona involucrada en el accidente.
Finalmente, y con un pesar profundo, las autoridades confirmaron que no dos, sino cuatro alpinistas habían perdido sus vidas en el Pico de Orizaba. Todos ellos, valientes individuos de las cercanías, compartían la pasión por desafiar las alturas y conquistar esta montaña imponente.
Dos de los fallecidos eran originarios de Veracruz, un tercero provenía de la localidad de Chalchicomula de Sesma, y el cuarto, cuyo cuerpo requirió un mayor esfuerzo para ser encontrado e identificado, era originario de Orizaba. A medida que esta dolorosa noticia se propagaba, la comunidad alpinista y la población local lloran la pérdida de estos intrépidos exploradores.
Hasta el momento, los detalles precisos de cómo ocurrió la caída de estos alpinistas permanecen desconocidos, así como el número total de personas que participaban en la expedición al Pico de Orizaba en ese fatídico día. Esta tragedia sirve como un recordatorio sombrío de la belleza y la peligrosidad de las montañas, recordándonos que cada ascenso representa un riesgo que requiere una preparación meticulosa y un profundo respeto por la naturaleza implacable que las rodea.
Nuestros pensamientos y oraciones están con las familias y seres queridos de los alpinistas fallecidos, mientras la comunidad alpinista reflexiona sobre esta triste pérdida en el majestuoso Pico de Orizaba.
Por Ricardo Castañeda
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