La implementación de la red de Internet 5G en México se ve afectada por una serie de limitaciones significativas, lo que resulta en un retraso de hasta cinco años en comparación con países como Estados Unidos y varias economías de Europa y Asia. Aunque el país cuenta con una red denominada "5G non-standalone", su velocidad alcanza solo la mitad de la ofrecida en naciones más avanzadas, alcanzando un máximo de 500 megabits por segundo.
Según el Vicepresidente para Latinoamérica de la firma de soluciones de conectividad Cradlepoint, Carlos Perea, esta situación se debe en gran medida a que la infraestructura actualmente utilizada se basa en la red 4G existente, lo que limita su potencial y capacidad de uso. En contraste, los países líderes en conectividad han adoptado la red "5G standalone", que ofrece velocidades de hasta un gigabit y una menor latencia gracias a una mayor cantidad de antenas de transmisión con una cobertura más amplia.
México se encuentra rezagado entre cuatro y seis años en el despliegue de esta tecnología en comparación con sus contrapartes internacionales. Mientras tanto, otros países ya están explorando las posibilidades de la futura red 6G, que promete aplicaciones aún más especializadas y avanzadas para la industria, los servicios y los procesos gubernamentales.
Carlos Perea también destacó las diferencias fundamentales entre las generaciones de redes móviles. La red 4G permitió el desarrollo de aplicaciones y servicios que transformaron la vida cotidiana, como Uber, Netflix y servicios financieros en línea. En contraste, la 5G representa un salto cualitativo en velocidad y capacidad, aunque su impacto directo en los usuarios finales puede ser menos evidente. Sin embargo, su potencial para impulsar nuevas empresas, mejorar la bancarización y revolucionar los servicios de conectividad e industriales es considerable y se prevé que se materialice en los próximos años.
En resumen, mientras México enfrenta desafíos en la adopción plena de la tecnología 5G, el potencial transformador de esta red sigue siendo considerable y ofrece oportunidades significativas para el desarrollo económico y tecnológico del país en los próximos años.
Por Salvador Sánchez