Lagos de Moreno se une en oración por la paz y en memoria de los jóvenes desaparecidos
- La Noticia al Punto
- 19 ago 2023
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A pesar del miedo que se percibía en Lagos de Moreno, cientos de habitantes respondieron a la convocatoria para reunirse en punto de las 8 de la noche en las escalinatas de la Parroquia de la Asunción, en el centro de la ciudad, para rezar por la paz y en recuerdo de los cinco jóvenes desaparecidos hace una semana.
El corazón de Lagos de Moreno se iluminó en una noche marcada por la solidaridad y el clamor por la paz. A pesar de la oscuridad que la inseguridad había arrojado sobre la ciudad, cientos de valientes habitantes se congregaron en las majestuosas escalinatas de la Parroquia de la Asunción, en el corazón del municipio, con un propósito común: recordar a los cinco jóvenes desaparecidos hace una semana y pedir fervientemente por la tranquilidad que tanto anhelan.
Los habitantes se solidarizaron con las familias de Roberto Olmeda Cuéllar, Diego Lara Santoyo, Uriel Galván, Jaime Martínez Miranda y Dante Cedillo Hernández, los cinco jóvenes desaparecidos hace una semana.
Desde las primeras horas del día, algunos almas valientes llegaron hasta las escalinatas para encender una vela en memoria de los jóvenes, mostrando su apoyo a pesar del temor que les impidió acudir por la noche. Pero la esperanza se fortalece como una llama encendida en medio de la oscuridad. Después de las 6 de la tarde, poco a poco, los corazones valientes comenzaron a congregarse y, uno a uno, colocaron sus velas en las escalinatas. Una manta con la fotografía de los cinco jóvenes y la conmovedora leyenda "que tu luz sea la paz que necesita nuestro corazón" presidió el lugar, recordándonos la importancia de mantener viva la esperanza.
Poco después de las 8 de la noche, el sacerdote local pidió por la paz y que termine la inseguridad en Lagos de Moreno, además de recordar a los jóvenes. Una banda de guerra emitió un toque solemne antes de que iniciara el rezo del rosario, mientras continuaba llegando más gente a dejar su veladora.
La hora solemne llegó poco después de las 8 de la noche, cuando el sacerdote local elevó sus plegarias por la paz y el cese de la inseguridad que había aislado Lagos de Moreno. Recordó a los jóvenes con palabras llenas de esperanza, destacando la unidad de la comunidad en este momento de dolor compartido. La suave percusión de una banda de guerra acompañó el inicio del rezo del rosario, mientras más personas se unían a la congregación, cada una encendiendo su vela con la esperanza de que su luz pudiera disipar las sombras que acechaban la ciudad.
Al finalizar el rosario, el sacerdote se pronunció porque las autoridades hacen lo necesario por garantizar la paz en la localidad y en el país y para que termine la ola de violencia y el temor de los habitantes.
El rosario llegó a su conmovedor fin, pero no antes de que el sacerdote alzara su voz en un llamado urgente. Pidió a las autoridades que tomaran medidas firmes para garantizar la paz en Lagos de Moreno y en todo el país. Sus palabras resonaron en los corazones de todos los presentes, quienes anhelaban fervientemente que la ola de violencia y el temor que habían experimentado llegaran a su fin.
El acto finalizó con la entonación del Himno Nacional y el grito de ¡Que viva Cristo Rey! ¡Que viva Lagos de Moreno!, mientras la gente gritaba: “¡Justicia!, ¡Justicia!”, “¡Por Lagos en paz, los buenos somos más!” ya pesar de la lluvia, la gente continuo en la plaza y llenando la escalinata de veladoras.
La noche culminó con un acto de unidad patriótica, con todos entonando el Himno Nacional. Los corazones latían al unísono en un grito de ¡Que viva Cristo Rey! ¡Que viva Lagos de Moreno! La gente no pudo contener su clamor por la justicia, gritando con fuerza en medio de la lluvia persistente. Unidos, como una comunidad valiente, decidirán que el miedo no dictaría sus vidas. Con velas en mano y esperanza en sus corazones, prometieron seguir luchando por un Lagos de Moreno en paz, porque sabían que los buenos siempre superan a los malos, y la luz siempre vence a la oscuridad.
Por Areli Rodríguez
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