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Juventud y prevención: La clave para un futuro más seguro. por Erandi Bermúdez

Foto del escritor: La Noticia al PuntoLa Noticia al Punto

Cuando hablamos de seguridad, solemos pensar en patrullas, policías y en el combate



directo contra la delincuencia. Sin embargo, hay algo que muchas veces olvidamos: la prevención es la mejor herramienta para erradicar la violencia a largo plazo.

La prevención del delito no es un resultado inmediato, es una inversión a futuro. Lo que hagamos hoy en educación, cultura y oportunidades para nuestros jóvenes se reflejará en la próxima generación. Es más costoso tratar de reparar el daño que prevenirlo desde el principio, pero el problema es que la prevención no siempre se percibe de manera tangible en el corto plazo.


Desde el Congreso hemos trabajado en iniciativas y actividades que involucren a los jóvenes de secundaria, preparatoria y universidad, dándoles un papel activo en la construcción de soluciones. Ellos tienen la creatividad, las ideas y las experiencias necesarias para transmitir mensajes de prevención de una forma que realmente conecte con sus pares. Muchas veces, los adultos intentamos hablarles en un lenguaje que simplemente no les resulta cercano, y ahí es donde perdemos la oportunidad de generar un impacto real.


Pero el trabajo en prevención no solo debe enfocarse en la juventud. También es fundamental cambiar la percepción que tenemos de la policía. La imagen del policía como un enemigo de la sociedad ha sido alimentada por casos de abuso y corrupción, pero la realidad es que la gran mayoría de ellos son personas trabajadoras, madres, padres, hermanos e hijos que arriesgan su vida diariamente para protegernos. Es necesario visibilizar a aquellos que sí cumplen con su labor y fortalecer la confianza entre ciudadanos y cuerpos de seguridad.


Si queremos un futuro con menos violencia, debemos empezar por generar oportunidades para nuestra juventud. No basta con pedirles que eviten caminos peligrosos, tenemos que ofrecerles alternativas reales. La educación, el acceso a actividades culturales y deportivas, y el fortalecimiento del tejido social son clave para que los jóvenes no vean en la delincuencia una salida, sino un riesgo que no vale la pena tomar. Prevenir la violencia es mucho más que una estrategia de seguridad; es una apuesta por el futuro, una inversión en la vida de quienes hoy son jóvenes y mañana serán los líderes, trabajadores y ciudadanos que definirán el rumbo de nuestra sociedad.


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