La inflación en México durante el mes de agosto ha continuado su tendencia positiva, alcanzando un 4.64%, según los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este número representa el mejor nivel de inflación en lo que va del año, pero la realidad es que los precios de algunos productos siguen ejerciendo presión sobre los bolsillos de los mexicanos.
Esta cifra se encuentra dentro del rango establecido por el Banco de México (Banxico), que se sitúa entre el 3% y el 4%. Aunque esta noticia es un alivio para la economía del país, es esencial observar más de cerca los componentes subyacentes de la inflación.
Según el Inegi, el índice de precios subyacente, que excluye productos de alta volatilidad como los energéticos y los alimentos no elaborados, aumentó un 0.27% mensual y un 6.08% anual. Mientras tanto, el índice de precios no subyacente, que incluye estos productos, creció un 1,44% a tasa mensual y un 0,37% a tasa anual.
Desglosando aún más los datos, los precios de las mercancías dentro del índice subyacente aumentaron un 0.24% mensual, y los de servicios un 0.31%. Entre los elementos que más contribuyeron al aumento de la inflación en agosto se encuentran los alimentos y bebidas no alcohólicas, seguidos de cerca por el transporte y la vivienda.
Destacando algunos productos específicos, el jitomate lideró el aumento de precios con un impresionante 31.73%, seguido por la cebolla con un 30.54%, y el tomate verde con un 15.07%. En contraste, algunos productos experimentaron una caída en sus precios, como el chayote (-21.25%), ejote (-18.99%), y el transporte aéreo (-12.80%).
Si bien se espera que la inflación continúe desacelerándose en los próximos meses, es importante señalar que persisten riesgos alza. Factores globales, como la guerra en Ucrania y la incertidumbre económica a nivel mundial, podrían ejercer presión sobre los precios en el futuro.
En resumen, la inflación en México ha mostrado mejoras significativas en agosto, ubicándose dentro del rango objetivo del Banxico. Sin embargo, los desafíos económicos y las incertidumbres globales siguen siendo una preocupación, lo que hace que la vigilancia continua de la economía sea esencial para los responsables de la política monetaria y para los ciudadanos por igual.
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