Este jueves, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) emitió las sanciones correspondientes a los protagonistas de los lamentables incidentes ocurridos durante el último Clásico Regio, destacando las medidas disciplinarias contra Nahuel Guzmán, Esteban Andrada, así como los clubes Rayados y Tigres.
El caso que ha generado mayor controversia es el de Nahuel Guzmán, portero de Tigres, quien fue sancionado con 11 partidos de suspensión, multa económica y horas de labores sociales. La sanción, que entrará en vigor de inmediato, busca sentar un precedente ante conductas antideportivas, específicamente por el uso de un láser dirigido hacia un colega de profesión durante el partido.
Es importante destacar que la medida de suspensión iniciará a partir de este momento, lo cual beneficia al jugador felino, quien aún se encuentra en proceso de recuperación por una lesión.
En un comunicado oficial, la FMF expresó su compromiso con la justicia deportiva y la promoción de un ambiente de juego limpio. Señalaron que las sanciones aplicadas deben marcar un punto de inflexión en el deporte, tanto para jugadores, directivos y aficionados.
El portero de Tigres fue señalado por infringir los artículos 18 y 71 del Reglamento de Sanciones, los cuales abordan la falta de deportividad, el no acatamiento de las disposiciones oficiales, incitación a la violencia y acciones contrarias al Fair Play.
Además, el Club Tigres también recibió sanciones económicas por la conducta inapropiada de sus aficionados y empleados, así como por una publicación en redes sociales y medios de comunicación.
Por otro lado, Esteban Andrada fue multado por sus comentarios en redes sociales hacia Nahuel Guzmán, mientras que el Club de Futbol Monterrey también enfrentó sanciones económicas por no garantizar la seguridad en el estadio y por conductas impropias de grupos de animación.
Estas medidas ejemplares buscan reforzar el respeto y la integridad en el futbol mexicano, recordando la importancia de mantener un comportamiento adecuado tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Por Ricardo Castañeda