La pandemia de Covid-19 podría estar en retroceso, pero la atención sobre sus consecuencias sigue siendo relevante. Recientemente, se han revelado detalles alarmantes sobre la vacuna anticovid desarrollada por la farmacéutica británica AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.
Según informes del diario británico The Telegraph, un documento judicial confidencial ha puesto de manifiesto que la vacuna de AstraZeneca puede estar vinculada a casos de trombosis, provocando el síndrome de trombosis trombocitopenia y una reducción de plaquetas en la sangre. Este efecto secundario ha sido objeto de litigios en el Reino Unido, y aunque la información sobre esta preocupación se hizo pública en 2021, ha ganado atención renovada debido a un reciente caso judicial.
En México, donde se administraron más de 70.4 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca, aproximadamente 30 millones de personas podrían estar en riesgo. El descubrimiento de estos efectos adversos se ha originado a través de demandas presentadas por individuos afectados, como el caso de Jammie Scott en el Reino Unido, quien sufrió una lesión cerebral tras desarrollar un coágulo sanguíneo y posteriormente una hemorragia cerebral luego de recibir la vacuna.
Las personas afectadas y sus familias están demandando a AstraZeneca por una indemnización de 100 millones de libras esterlinas por los daños sufridos debido a la vacuna. Más de 50 demandantes ya han llevado sus casos a los tribunales.
La transparencia sobre los daños causados por la vacuna también está siendo exigida en Alemania. En la provincia de Bamberg, se está solicitando la divulgación de detalles sobre los casos de trombosis relacionados con la vacuna. Hasta ahora, se han presentado más de 2 mil reclamos en el país y en 140 casos se ha confirmado que la vacuna fue responsable de daños a la salud.
Estas revelaciones subrayan la importancia de la vigilancia continua y la transparencia en la administración de vacunas, incluso después de que la pandemia haya disminuido. Es fundamental abordar los riesgos potenciales de manera proactiva para proteger la salud pública y la confianza en las campañas de vacunación.
Por Amanda Pérez