México, ante todos sus fantasmas, por el pase a la Copa América.
Se juega le vuelta de la serie de Nations League entre México y Honduras. La ventaja de Honduras y el juego desperdiciado en Tegucigalpa detonó las alarmas de un público y una prensa cansada de malos resultados.
La Selección Mexicana enfrenta la prueba más dura en el corto periodo de Lozano, una prueba que, lejos de facilitarse, aumenta su nivel de dificultad cerrando en el Azteca. Lejanos están los tiempos en los que la selección jugaba con puro jugador emanado de Liga MX. Hoy, México saldrá con una defensa traída desde Europa, con Edson y Luis Chávez en la media y con una delantera compuesta, por lo menos, con dos de los tres jugadores jugando en Europa.
Entonces, ¿Sigue siendo una fortaleza el Azteca? Dado que México arrancaría el juego con 6-7 jugadores traídos desde Europa, el factor del Estadio Azteca puede ser tan complicado para un jugador hondureño como para un jugador mexicano.
La afición se ha olvidado de serlo, la crítica especializada se ha enfocado en hacer una crítica de ninguneo y de humillación al jugador mexicano cuando éste tiene un mal partido. El Azteca ya no sabe apretar si la adversidad llega, el público hoy concibe como parte de su actividad el hacer burla del mismo jugador mexicano. Por lo tanto, el juego de hoy no pasa por el aprovechamiento de la localía, tiene muchos años que afición y equipo se encuentran en una relación fracturada, y, ni los jugadores juegan por el amor a la afición, ni la afición ve y asiste a los juegos por amor a su selección. Lo de la Selección Mexicana es una caricatura que vive de jugadores que van para aumentar su valor comercial y de un público que cualquier pretexto necesita para tomar alcohol comer chatarras e insultar desde la soberbia a jugadores propios y extraños.
Un público desesperado que se disfraza de verdugo cuando lo que tiene es una gran herida abierta desde el 7-0. Un público que consume demasiada prensa amarillista que todo lo concibe como carroñería.
Sin embargo, la fragilidad del público también juega a favor de la Selección. Apenas en la última fecha FIFA fueron miles y cientos los que se subieron al tren de un equipo que le compitió de tú a tú a Alemania. Fueron millones los que, precisamente contra Alemania, en el Mundial de 2018, se subieron al tren del gozo por una Selección que a cuenta gotas regala una que otra gloria.
Esta puede ser, entonces, una oportunidad más para Jaime Lozano de seguir sumando positivos. La cosa no está facil, México necesita tres y el criterio de gol de visitante está vigente, Honduras pondrá un cerco con todo San Pedro Sula, Tegucigalpa y las provincias hondureñas en el arco visitante, y, con el pasar de los minutos, si el gol no llega, la ansiedad del coloso de Santa Úrsula puede ser el jugador más importante para un equipo que hoy juega por la gran hazaña.
Honduras pues, por la hazaña, o México, por seguir en proceso de reconciliación.
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