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Al ruedo por Azul Etcheverry Aranda

Foto del escritor: La Noticia al PuntoLa Noticia al Punto


Ruedo de 43 metros de diámetro. Espacio para 42 mil espectadores, el recinto más grande de México y el de mayor aforo en el mundo para la tauromaquia. 77 años de existencia y conocida por todos los mexicanos al menos por televisión. La Monumental Plaza de toros de México es sin duda una de las ubicaciones emblemáticas de la ciudad y sus eventos una tradición que, lejos de toda polémica, está arraigada a la cultura nacional.


Durante la semana, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó reanudar las corridas de todos en la Ciudad de México, suspendidas durante tiempo indefinido desde junio 2022. La decisión del año pasado estuvo fundamentada en la presión de organizaciones pro derechos de animales con el argumento del sufrimiento de los toros y lograr un ambiente libre de violencia para todos.


Con orígenes que se remontan a la conquista y a Hernán Cortés, el primer registro de estas actividades es de hace casi 500 años, tradición por supuesto heredada de los europeos, que fue bien recibida y cultivada en la Nueva España. Según sus defensores, “es un bien cultural que merece protección, reconocimiento y reverencia. Nuestra fiesta no es ninguna moda, o algún juego inventado. Es resultado de la historia de México”.


Además, otro argumento fuerte para los que están a favor de las corridas es el económico, una derrama importante más pago de impuestos que de no realizarse estaría dejando a toda una industria anquilosada y condenada y, por ende, a muchas personas sin empleo, familias enteras que durante generaciones se han desarrollado en esta esfera.


Del otro lado, el sufrimiento de un ser vivo por deporte y espectáculo es algo para lo que los defensores de los derechos animales no encuentran justificación convincente. Frente al argumento de la tradición y herencia cultural, ellos refutan con la idea de la necesidad del ser humano por evolucionar en su hacer y que los valores no son los mismos y nuestras actividades de entretenimiento deben mutar con ellos también.


A nivel internacional estos últimos argumentos han dado golpes para esta actividad y solo en 8 países se celebra bajo legalidad. Aunque ha habido muchas estocadas la puntilla final parece que no llega todavía y es que ¿quién tiene la razón? ¿defender un emblema cultural que genera dinero o salir en protección del sufrimiento de un ser vivo? Ambos lados tienen argumentos que vale la pena escuchar y, como siempre, la última palabra la tendrá usted.


Por lo pronto, 2024 será el año del retorno de la fiesta brava a nuestra ciudad.


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