El próximo 2024 será un Año Bisiesto, un fenómeno que ocurre cada cuatro años, agregando un día adicional al mes de febrero y sumando un total de 366 días al año. Aunque ampliamente conocido, el origen y la importancia de este ajuste al calendario son temas que no suelen ser del dominio común.
Según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el concepto de año bisiesto se remonta al Imperio Romano, con un trasfondo histórico significativo. Un año bisiesto es crucial para mantener la precisión del calendario en sincronización con los ciclos astronómicos.
Explican que, si no se realizan estos ajustes cada cuatro años, las estaciones empezarían a desfasarse, causando problemas en la organización del tiempo. Este ajuste tuvo sus raíces en la época de Julio César, quien tuvo que reformar el calendario romano desfasado agregando 90 días.
En 1582, el papa Gregorio XIII ordenó una reforma similar para corregir la discrepancia entre la celebración de la Pascua y el equinoccio de primavera, eliminando 10 días del calendario. Esta reforma fue llevada a cabo por los astrónomos Clavio y Lilio, quienes propusieron la idea de años bisiestos.
La denominación "Año Bisiesto" tiene sus raíces en el calendario romano, derivando del latín "ante diem bis sextum Kalendas Martias", que se traduce como "sexto día antes de las calendas de marzo". Esta expresión evolucionó al término "bisiesto" en castellano, marcando la peculiaridad de estos años.
Los expertos recuerdan la importancia de los años bisiestos para evitar el desfase estacional y mantener la precisión del calendario. Así, el Año Bisiesto 2024 no solo será una rareza del calendario, sino también un recordatorio de la influencia perdurable de las antiguas prácticas romanas en nuestra organización del tiempo.
Por Areli Rodríguez
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