En un día como hoy, pero hace exactamente 30 años, el entonces candidato a la presidencia de la República Mexicana por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio, fue brutalmente asesinado durante un mitin de campaña electoral en Lomas Taurinas, Tijuana.
El magnicidio conmocionó a la nación y se convirtió en uno de los episodios más trágicos y significativos en la historia moderna de México.
El responsable confeso de este crimen, Mario Aburto Martínez, continúa cumpliendo su sentencia tras las rejas; sin embargo, recientemente, se ha generado controversia en el país debido a un amparo que podría permitir su liberación después de tres décadas tras las rejas, reduciendo así diez años de su condena.
La posibilidad de la liberación de Aburto ha generado una ola de indignación y reflexión entre la población mexicana. Hace apenas unas semanas, miles de personas recordaron este trágico día con pesar y condenaron la posible salida del asesino de Colosio. El recuerdo de este magnicidio sigue vivo en la memoria colectiva del país como uno de los eventos más sombríos y dolorosos de su historia.
El alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del candidato del PRI que fue víctima de este atroz crimen, ha solicitado al actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el indulto para Mario Aburto. Esta petición ha generado un intenso debate sobre la justicia, el perdón y el legado de aquel fatídico 23 de marzo de 1994.
A medida que se conmemora el trigésimo aniversario de la muerte de Luis Donaldo Colosio, la nación mexicana se enfrenta a la dolorosa realidad de un crimen que marcó un punto de inflexión en su historia política y social, y que aún resuena con fuerza en la búsqueda de verdad y justicia.
Por Alejandra Martínez
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