La Noticia al Punto
28 millones de personas aún no acceden al “Gas Bienestar”
En México, más de 28 millones de personas aún cocinan con leña y, ante la crisis económica, muchas personas que ya utilizaban gas LP han vuelto al uso de leña, lo que los deja vulnerables ante enfermedades respiratorias como Covid-19, debido a la exposición crónica a altas concentraciones de contaminantes por humo. En ese sentido, especialistas advierten que una solución a corto plazo sería un programa de apoyo para las familias que no cuentan con recursos para adquirir los cilindros de gas LP, uno de los objetivos del programa Gas Bienestar, pero que la empresa no ha cumplido como lo esperaba.

De acuerdo con el estudio “Vulnerabilidad a COVID-19 en poblaciones rurales y periurbanas por el uso doméstico de leña”, realizado por los especialistas Omar Masera y Horacio Riojas-Rodríguez, y publicado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en 2020 -con apoyo de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER)- “es urgente realizar acciones con impacto en el corto y mediano plazos para reducir el riesgo de salud y la vulnerabilidad de las familias expuestas crónicamente al humo de leña ante la crisis por COVID-19″. Entre sus recomendaciones a largo plazo está “reforzar el acceso al gas LP, estableciendo un programa de apoyo para las familias que no cuentan con recursos para adquirir los cilindros”.
Aunque el uso de gas ha ido aumentando en las zonas rurales, por razones de tipo económico y culturales la gran mayoría de las familias no abandona totalmente la leña cuando acceden al gas. “En la actual crisis por el COVID-19, el número de usuarios de leña está aumentando de manera significativa, ya que muchas familias no cuentan con los recursos económicos para pagar el gas o se han debilitado sus canales de distribución en las áreas más alejadas. Esto es particularmente notorio en las áreas periurbanas de muchas ciudades del país”, explican Masera y Riojas-Rodríguez en su estudio.
Por Julio Rodríguez